Ante el terror que implica para algunos infantes asistir a su consulta
periódica con el odontólogo, los especialistas han tenido que acudir a técnicas
que les permitan hacer más amena la cita y así, evitar que el niño empiece a
llorar y patalear cada vez que se recuesta en la silla.
Muchos han optado por crear espacios divertidos con personajes infantiles
pintados en las paredes e incluso personas disfrazadas como osos o dinosaurios
que distraigan el temor de los pequeños.
De acuerdo con la odontóloga Hortensia García, las primeras consultas deben
ser de reconocimiento, en donde los pequeños lleguen al consultorio, conozcan
al especialista, se sienten en la silla, jueguen e identifiquen los aparatos,
para sentir confianza. “Así, cuando le abramos la boca para comenzar la
consulta él no se sentirá agredido”.
Si los papás han empezado un cuidado temprano, limpiando la boca incluso
desde antes de que aparezcan los primeros dientes, los chiquitos estarán
acostumbrados y la visita al consultorio no tiene por qué ser tortuosa.
En el consultorio de la doctora García, por ejemplo, la sala de espera tiene
un tablero, rodeado de personajes marinos, sillas y sofás de colores. Así los niños
pueden pintar o jugar antes de que los atienda la especialista.
Papás sin angustias Los niños nacen sin miedos. Son muchas veces los padres
quienes les transmiten sus temores. Es por eso que ante una consulta
odontológica nunca debe haber comentarios que le den al pequeño la sensación de
susto. En casa, los padres deben enseñarles de forma divertida a los niños cómo
cepillarse los dientes, con canciones o juegos, cepillos y cremas especiales
para infantes. Así, cuando tienen su la primera cita, puede hacerlo también
como un juego cotidiano.
La primera consulta debe hacerse entre los seis meses de edad y un año.
Antes de la aparición de dientes se deben limpiar con un algodón húmedo la
lengua y las encías