Así funcionó el puesto de mando
unificado donde se vigiló el comportamiento de la nueva gripa
El
ministro Diego Palacio coordina la reunión de las insituciones
que hacen parte del plan antipandemia, creado desde
2007 en Colombia para afrontar este tipo de crisis.
Lo
organizaron en el país las entidades encargadas de manejar la gripa AH1N1,
luego de conocerse el primer caso en Colombia. Ahora, le hace seguimiento el
comité especial.
Una
llamada, en la tarde del sábado 2 de mayo, le confirmó al ministro Diego
Palacio que el virus AH1N1 ya había aterrizado en Colombia. El enfermo era un
hombre que había viajado a México semanas atrás y ya en Colombia había
consultado al médico, por precaución. De inmediato, el plan de emergencia
contra la pandemia en Colombia se activó; sin embargo, los protocolos que
estaban montados para atacar a un virus que posiblemente llegaría a través de
las aves, se activaron por uno que llegó por los cerdos.
El
Ministro citó al comité antipandemia a las nueve de
la noche de ese sábado. El grupo fue creado en el 2007 por el Ministerio, el
Instituto Nacional de Salud, con el apoyo de la Organización Panamericana de la
Salud. Esa noche, tuvo que poner en práctica lo que se había diseñado en la
teoría. Se pasó de los simulacros de crisis a la realidad de un virus nuevo,
desconocido y potencialmente mortal.
Como
dicen los documentos de la OPS, "nunca el mundo había estado tan preparado
para una pandemia como ahora. Los constantes viajes intercontinentales, el
mundo globalizado, la agilidad de desplazamientos y la cantidad de viajeros en
el mundo son un terreno abonado para que un nuevo virus salga de China y esté,
en horas, en Estados Unidos".
América
veía con desdén los casos de influenza aviar reportados en remotas tierras
orientales. Aunque la información viajaba rápido por la web,
los casos estaban al otro lado del mundo. En cambio, las noticias y las
imágenes de la propagación del virus en México, un país cercano geográfica y
sentimentalmente a Colombia, despertaron la preocupación en el país; y cuando
se presentó el primer caso en Zipaquirá, a tan solo
48 kilómetros de Bogotá, le quedó claro a la gente que esta vez no estaba lejos
ni los colombianos somos inmunes.
En
esa primera reunión del Ministerio, que termina a las dos de la mañana, se
decide montar el puesto de mando unificado en el Club
Militar, en Bogotá. Se trata, dice el ministro Palacio, "de sacar el tema
de las oficinas del ministerio; no podemos contaminarlo con otros que se
manejan allá".
A
las cinco y media de la mañana del domingo, cuando el país despierta con la
noticia de la confirmación del primer caso del virus AH1N1 cerca de Bogotá, el
trabajo del puesto de mando unificado comienza. Computadores, teléfonos,
afiches, mapas y funcionarios del Ministerio, del Instituto Nacional de Salud,
de la OPS, la Secretaría de Salud de Bogotá, el Sena, la Defensa Civil, el
Ministerio del Interior, la Cruz Roja, los comités de salud de las Fuerzas
Militares y la Policía y los comunicadores de todas esas entidades llenan los
dos salones reservados del segundo piso del Club
Militar.
Horas
más tarde, el propio presidente Uribe llega al puesto de mando. Quiere
informarse, de primera mano, sobre qué está pasando y cómo se está afrontando
la situación.
Monitoreo
24 horas
Es
un día agitado. En pocas horas el país sabe que el ritmo exponencial de un
virus, hasta ese momento no identificado, está rodando por el país, aunque no
se sabe dónde. Se activan las salas de situación de la red de sanidad de la
Policía y del Ejército en todo el país. Se convoca a los 54.000 voluntarios de
la Defensa Civil en Colombia y así, sucesivamente, se van sumando esfuerzos de
las diferentes entidades.
Se
activan también las salas ERA (enfermedad respiratoria aguda) de los servicios
de emergencias de hospitales. El trabajo continúa durante todo el día, con
expectativa.
Se
monta el call center. Un
grupo de 20 estudiantes de último semestre de medicina de las universidades
Rosario y Militar es capacitado para atender las líneas. En dos turnos de seis
horas reciben 5.200 llamadas, ese domingo. Un médico del Ministerio de la
Protección Social y otro de la Secretaría de Salud de Bogotá orientan la
consulta y reconfirman la información. Si el caso lo amerita, se monitorea.
El
lunes, primer día hábil después de la confirmación del primer caso, comienza
con una rutina que se repite durante la semana. Desde las seis de la mañana, el
Instituto Nacional de Salud recibe el reporte de las secretarías de salud
departamentales. A través de formatos establecidos para esta información, estas
entidades procesan, unifican y consolidan los datos de nuevos casos
sospechosos, descartados o en observación en cada región.
A
las 9, con la coordinación del ministro Palacio, se consolida el reporte
nacional. El manejo de la información permite tener una radiografía de casos
sospechosos. Pero cada día se deben resolver nuevos asuntos: se toma la
decisión de activar la campaña publicitaria, los comerciales de televisión, las
cuñas de radio y los avisos de prensa que se editan y se emiten. Toda esta
logística requiere decisiones rápidas.
Uno
de los cuellos de botella está en las pruebas. "Me preocupan las pruebas,
porque debemos enviarlas a Estados Unidos y ese trámite tiene muchas variables.
Dependemos del transporte, la aduana, el cumplimiento de la empresa que las
lleva y el reporte. Es como una fotografía que tomamos hoy, pero que solo vemos
en siete días", explica Palacio.
La
idea es que Colombia tenga autonomía en el diagnóstico. Por eso, el jueves
llegó a Colombia el equipo necesario para hacer todo el análisis de las
pruebas.
Entre
tanto, el monitoreo es permanente. Los teléfonos suenan, el doctor Fernando
Cardona, nombrado el vocero oficial, redacta, con Ricardo Ángel, periodista de
la oficina de Comunicaciones del Ministerio de la Protección Social, dos
comunicados diarios para la prensa, que espera noticias en un salón contiguo.
Cámaras, asistentes, reporteros y fotógrafos montan guardia por si se confirma
otro caso.
Es
miércoles, el puesto unificado de mando tiene su propia dinámica. A las diez y
media de la mañana comienza el primer comité del día. Minutos antes los equipos
de salud de la Policía rinden un informe de monitoreo al Ministro.
El
equipo se ciñe a los protocolos de la OMS en cuanto a manejo de casos probables
o sospechosos, pero son muchas las decisiones que se deben tomar en la marcha.
Por ejemplo, cuál será el criterio de distribución de los primeros tratamientos
de Tamiflú que importó el Ministerio. Un reporte de
uno de los funcionarios de esa entidad indica que se trabaja en el tema.
También existen protocolos de la OMS. En la tarde, se anuncia que los
medicamentos llegan al país; son más de 175.00 dosis de Tamiflú.
El
jueves, se divulga que el equipo de laboratorio para practicar las pruebas del
virus también llegó. Con esto, el INS podrá hacer un diagnóstico ciento por
ciento confiable.
El
viernes, se toma la decisión de levantar el puesto de mando unificado, teniendo
en cuenta varios criterios: los planes territoriales de respuesta a la pandemia
están activados; las secretarías departamentales tienen ya los tratamientos; se
anuncia que, adicionalmente, llegarán 800.000 más en tres semanas. El centro de
atención telefónica continuará funcionando y el Ministerio y las direcciones
Territoriales de Salud continuarán realizando las actividades de vigilancia
epidemiológica intensificada.
Finalmente,
el ministro Diego Palacio dice que no hace caso a las críticas que ha recibido
por el manejo de la situación: "Los 42 mil millones de pesos destinados
por la declaratoria de emergencia se han venido utilizando para
responder". Y está seguro de que "si es una exageración, corro un
riesgo político. Prefiero eso y no el costo de una víctima".
Claudia
Cerón Coral
Redactora Domingo a Domingo