Producción mundial de vacunas contra la nueva gripa solo llegará a 900 millones

Contrario a lo que se proyectó en un comienzo, los laboratorios farmacéuticos no podrán producir todas las dosis que el mundo necesita.

La mayor parte irán a los países más ricos. Se esperaba que la producción fuera cercana a los 6.000 millones de vacunas. Colombia aspira a un mínimo de 1,6 millones, aunque necesitaría 8 millones.

La diferencia entre las cifras se debe a que la cepa del virus suministrada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene niveles bajos de rendimiento.

Peor aún, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Mirta Roses, declaró que "sólo el 10 por ciento de la población recibirá el biológico".

Esta situación no les dejó a los países pobres otro camino que pelear por un pequeño cupo de vacunas y priorizar los grupos de mayor riesgo.

Por 1,6 millones de vacunas

Si Colombia quisiera vacunar contra la nueva influenza a todos los ciudadanos que cabrían, de algún modo, en dichos grupos (embarazadas, niños, personas inmunodeprimidas, enfermos crónicos y personal de salud), necesitaría ocho millones de vacunas.

No obstante, la escasez de los biológicos llevó a las autoridades de salud a ser mucho más específicas en la priorización, "el país se la va a jugar por conseguir dosis suficientes para vacunar, como mínimo, a 1,6 millones de personas, que conforman el grupo de más alto riesgo", dijo Juan Gonzalo López, director del Instituto Nacional de Salud (INS).

Como la mayoría de los países de la región, Colombia depende, para acceder a esas vacunas, de la negociación conjunta que para el efecto lleva a cabo el Fondo Global de Medicamentos de la Organización Panamericana de la Salud: "La idea es buscar entre todos unas condiciones más favorables en cuanto a precio y cantidad", dijo López. No será fácil, ante la marcada inequidad: a estas alturas, y en el mejor de los escenarios, América Latina y el Caribe sólo recibirían 100 millones de vacunas.

Aunque cueste creerlo, el panorama podría empeorar: todavía no se sabe si para inmunizar a una persona se requerirán una o dos dosis y tampoco es claro cuánto va a costar cada una.

Si bien la OMS dijo hace unos días que habría precios diferenciales para los países pobres, lo cierto es que ninguno de los seis laboratorios que dicen tener la vacuna ha manifestado que tendrá en cuenta esa propuesta.

Eso ha empujado a países como México, Argentina, Brasil, Perú y Venezuela a buscar, con plata en mano, vacunas por su cuenta, pero se han estrellado con la realidad de que la prioridad de los productores es cumplir con los pedidos de los países ricos.

Por esa razón, hace un par de semanas la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, lanzó una propuesta desesperada: "Si los laboratorios son incapaces de producir todas las dosis que se necesitan, deben ceder sus patentes para que cada país pueda fabricar las vacunas que necesita".

Alberto Rizo, especialista en salud pública, dice que eso no es tan sencillo: "Fabricar a gran escala una vacuna implica años de desarrollo tecnológico, y para la muestra está que hoy sólo 26 laboratorios en el mundo tienen esa capacidad, ninguno de ellos en América Latina".

Pandemia, multimillonario negocio de unos pocos

Según un informe del diario francés 'Le Monde', la nueva gripa se convirtió en la tabla de salvación para los laboratorios. Thierry Verrecchia, analista de la Sociedad de Inversión Raymond James Equities, estima que "sólo con la venta de Tamiflú se generaron negocios por 1.300 millones de euros", con utilidades del 40 por ciento. En contraste, la utilidad de la nueva vacuna ni siquiera llegará al 15 por ciento.

De hecho, pese a que los países del hemisferio norte les reservaron mil millones de vacunas, por 10.000 millones de euros, los fabricantes dicen que producirlas no es un gran negocio. Como sea, los países más ricos no han escatimado en recursos para proteger a su población de la nueva gripa: España destinó 337 millones de euros; Francia, 1.000 millones de euros; Estados Unidos, 1.800 millones de dólares; Japón tiene listos 500 millones de euros para cubrir a la mitad de su población y México destinó, de un préstamo del Banco Mundial, 123 millones de dólares para la vacuna.

Colombia invirtió 14 millones de dólares en Tamiflú. Por su parte, China inició la vacunación de su población con un biológico producido por Sinovac. Venderá diez millones de dosis de sus excedentes a México.