Los universitarios con pareja se
enferman menos
Un
nuevo estudio aporta evidencia sobre los beneficios para la salud de tener
pareja.
Nadie
puede decir con certeza si vivir 'ennoviado' o
'emparejado' es el estado ideal. Para los científicos, por otro lado, parece
ser cada vez más evidente que es bueno para la salud mental y física.
Un
grupo de investigadores de la Universidad de Florida (Estados Unidos),
liderados por el psicólogo Scott Braithwaite,
se sumó al grupo de quienes defienden esta tesis tras concluir el análisis de
una encuesta hecha entre más de 16 mil universitarios de ese país, de 18 a 25
años, que mantienen un noviazgo.
Los
datos, publicados esta semana en Journal of the International
Association for Relationship Research, revelaron
que los estudiantes con pareja estable no sólo gozan de mejor salud mental (se
deprimen menos y tienen niveles de ansiedad más bajos), sino que presentan menos
sobrepeso y obesidad que los que están sin pareja, porque se cuidan más.
Los
investigadores también encontraron que este tipo de relaciones
"protegen" contra los comportamientos de riesgo. Los encuestados con
novio o novia mantuvieron -señala el estudio- menos encuentros sexuales en el
último año, en comparación con los solteros.
Lo
mismo sucedió con el uso abusivo de alcohol. De hecho, en las parejas casadas
el consumo de este tipo de sustancias se asocia con insatisfacción marital,
infidelidad o violencia de género.
Los casados viven más.
En
las dos últimas décadas han crecido las evidencias que señalan que las personas
casadas o con pareja estable son más saludables y se autocuidan.
Los cónyuges tienden a tomar menos alcohol, conducen en forma más segura, fuman
menos y, por lo general, se sienten en mejor forma que quienes viven solos.
En
otras palabras, viven más tiempo y con mayor vitalidad. Eso indica otro trabajo
de investigadores de Finlandia y Suecia, publicado el año pasado en British Medical Journal. Estos
concluyeron que compartir el día a día bajo el mismo techo reduce el riesgo, en
edades avanzadas, de sufrir deterioro cognitivo.
Por
el contrario, los individuos de mediana edad que viven solos tienen doble
riesgo de desarrollar demencia y alzheimer que
aquellos que viven con su pareja. Y las cifras son peores cuando se trata de
una persona viuda o divorciada; en este grupo las probabilidades se triplican.
En
declaraciones a El Mundo, de España, Alberto López Rocha, geriatra y presidente
de la Sociedad Española de Médicos de Residencias, explicó que "la soledad
va unida a la depresión, y si este trastorno psíquico se deja cronificar, puede
derivar en lo que conocemos como pseudodemencia. A
diferencia de la demencia neurológica, tiene solución tratando su causa".
El
especialista aseguró que en su país buena parte de los adultos mayores que
presentan signos de demencia han perdido a su pareja.
A
raíz de los hallazgos de su estudio, la investigadora finlandesa Krister Hakansson y su equipo
consideran que el estado civil de una persona a los 50 años debería
considerarse como un factor de riesgo de desarrollo de demencia senil.
Hakansson y su grupo entrevistaron
hace dos décadas a unos 2.000 finlandeses que, por entonces, tenían alrededor
de 50 años, y hace un par de años les pidieron responder el mismo cuestionario,
sobre hábitos de vida, estado de salud y señales de depresión.
De
este modo establecieron que quienes conservaban a su pareja, y además estaban
insertos en redes sociales y asistían con regularidad a reuniones y actividades
grupales, presentaban tasas más bajas de deterioro cognitivo.
Aunque
aún son necesarios más estudios para corroborar los resultados de
investigaciones de este tipo, estos científicos insisten en que ya es posible
plantear, a partir de ellos, intervenciones para prevenir el desarrollo futuro
de estas enfermedades.
Redacción
Salud
Con
información de GDA 'El Mercurio' (Chile) y 'El Mundo' de España.