Según el cirujano Gustavo Salazar, quien la atendió en el Hospital San
Vicente, al parecer la joven es bulímica y trataba de provocarse un vómito con
el cepillo, cuando sufrió el percance.
Martha Isabel
Restrepo, una joven antioqueña de apenas 21 años, tuvo por un lapso de 40 horas
un cepillo de dientes en su estómago, el cual se tragó de forma accidental,
cuando se hacía la higiene respectiva en la boca.
El domingo al mediodía, luego de realizarle una endoscopia de urgencia, que
detectó el cuerpo de este utensilio de aseo personal en el vientre, los médicos
de la policlínica del Hospital San Vicente de Paúl de Medellín se lo extrajeron
con una pinza, que introdujeron a través de una sonda.
Según relató Natalia Restrepo, el viernes hacia las nueve de la noche, su
hermana se estaba cepillando la lengua y, como tenía las manos bastante
enjabonadas, el cepillo se le deslizó y se le fue hacia adentro.
Sin embargo, el cirujano Gustavo Salazar, quien la atendió en la
policlínica, dio la versión de que al parecer la joven es bulímica y trataba de
provocarse un vómito con el cepillo, cuando sufrió el percance.
"En una de las arcadas de las náuseas, probablemente, se le soltó y se lo tragó
accidentalmente, por reflejo", agregó Salazar.
La familia Restrepo, que reside en una finca de la vereda de Altamira -a
unos cinco minutos del casco urbano de Jericó (suroeste antioqueño)- estaba ese
viernes por la noche viendo televisión, cuando Marta Isabel entró desesperada
pidiendo auxilio.
"Entre mi mamá, mis hermanos y mi sobrino le alzaban las manos para que
tomara aire, lo que uno en un desespero normal hace. Yo le daba golpecitos por
todas partes para que el cepillo le bajara", relata Natalia.
Marta Isabel, con la respiración agotada, alcanzó a modular que estaba viendo
estrellitas y que se iba a morir. Por fortuna, el cepillo bajó de la tráquea y
la joven pudo respirar.
Los médicos locales la estabilizaron y le advirtieron que "gracias a Dios
el objeto no se quedó suspendido en la tráquea, sino que avanzó hasta el
estómago"
En las radiografías aparecía la cabeza con las cerdas, pero no la del mango del
cepillo, debido a que el plástico de que está hecho no es visible a los rayos
X, de acuerdo con la explicación del cirujano Salazar. Existía la duda acerca
de si había continuado bajando hacia el tracto intestinal.
"Pero se había quedado en el píloro, antes de llegar al duodeno. El riesgo
era que hubiera ocasionado una obstrucción o perforación de dicho órgano, lo
cual podía causar un desenlace fatal", sostuvo el galeno.
Al final de la tarde, Marta Isabel fue dada de alta y volvió a su pueblo.
MEDELLÍN