La siesta tiene ventajas como el
mejoramiento de la vida sexual y el retraso del envejecimiento
Las
siestas reducen el estrés y la ansiedad.
Estudios
demuestran que la falta de sueño aumenta la probalidad
de cometer errores en el trabajo, incrementa los niveles de insulina, el
estrés, la ansiedad y la falta de concentración.
Tras
veinte años de estudiar el sueño, Sara C. Mednick,
psicóloga y PhD de la Universidad de Harvard e investigadora de la Universidad de California, en
San Diego, asegura que la siesta es su arma secreta.
"Hace
que el cerebro opere con la máxima eficiencia, que el cuerpo sea más ágil y
sano y, por encima de todo, no tiene efectos colaterales", dice Mednick en su libro 'Make a nap, change your
life'.
Razón
le sobra. Basta partir del hecho, demostrado por distintos estudios, de que la
falta de sueño produce efectos negativos en el cuerpo: hace que los niveles de insulina
(hormona que regula el azúcar) sean similares a los de los prediabéticos,
que se incrementen los problemas cardiacos y que se afecte la capacidad
de aprendizaje.
"Mis
investigaciones demuestran que la siesta complementa el sueño nocturno y puede
evitar esos problemas", afirma.
Aunque
las personas adultas duermen en promedio siete horas, casi la mitad de ellas
"pelean con el sueño por lo menos tres noches a la semana", explicó Mednick durante el VII Seminario de Periodismo en Ciencia y
Salud, celebrado en La Jolla, California (Estados
Unidos).
Por
eso no es raro que haya estudios que indican que el 4 por ciento de la
pérdida de productividad de las empresas está relacionada con la somnolencia diurna
de los trabajadores; además, hay un aumento del 7 por ciento en la probabilidad
de generar errores mayores en los espacios de trabajo y en la cotidianidad,
como conducir y operar equipos, por falta de sueño.
Para
compensar la somnolencia derivada de los problemas que tienen con el sueño, las
personas acuden al café (90 por ciento); las demás usan medicamentos para
dormir en la noche o para mantenerse alerta y hasta echan mano del cigarrillo y
del dulce para tratar de mantenerse despiertas.
El
abecé de sus ventajas
En
un artículo publicado por 'Nature Neuroscience',
Mednick aseguró que tomar una siesta no sólo reduce
el riesgo de cometer errores en el trabajo, sino que aumenta el rendimiento
laboral en un 30 por ciento. Las siguientes son otras ventajas documentadas
de la siesta:
Mejora
la vida sexual. La privación del sueño condiciona alteraciones en la vida
sexual, que también pueden superarse con una siesta.
Retrasa
el envejecimiento. Se dice que añadir una siesta a las horas normales de
sueño mejora las características de la piel y de otros tejidos.
Disminuye
el peso. Se ha comprobado que un sueño reparador promueve la
producción de hormona del crecimiento, que contrarresta la acumulación de grasa
en el cuerpo.
Incrementa
el estado de alerta. Distintos estudios (incluidos varios de la Nasa)
demostraron que los estados de alerta aumentaron un 100 por ciento después de
un 'motoso'.
Aumenta
la velocidad de respuesta en el movimiento. Una investigación de
Harvard (que incluyó guitarristas, pianistas, atletas
y bailarines) demostró que la velocidad y la habilidad en los movimientos se
incrementan en personas que tienen un sueño completo en la noche y en el día
toman una siesta.
Eleva
la capacidad de tomar decisiones. Algunos estudios demostraron
en pilotos que los que tomaban siesta de manera regular tenían mayores
elementos para juzgar los errores que podían cometerse.
Mejora
la productividad. En Estados Unidos el costo por accidentes relacionados
con la fatiga es superior a los 150 millones de dólares al año. Un estudio
hecho en el 2004 encontró que las personas afectadas por la fatiga, y aquellas
que tenían problemas de sueño, superaban esas complicaciones gracias a una
siesta.
Reduce el riesgo de diabetes.
La falta de sueño incrementa los niveles de insulina, lo que puede aumentar el
riesgo de causar diabetes tipo tipo II. Un sueñito
después de las comidas puede ser una defensa importante, porque mejora el
manejo de los azúcares en el cuerpo.
Reduce
el estrés y la ansiedad. Ambos están relacionados con el
aumento del cortisol producido en las glándulas
adrenales; el principal antídoto es la hormona del crecimiento, que se puede
aumentar cuando la persona duerme bien e incluso cuando toma una siesta.
Mejora
el humor. La deprivación del sueño
causa irritabilidad, depresión y angustia. Investigadores aseguran que el
motoso incrementa los niveles de serotonina en el
cerebro.
Mejora
la memoria. Esta capacidad está relacionada con la calidad de
sueño, pero se ha comprobado que la fijación de conocimientos aumenta si se
toma una corta siesta, principalmente entre periodos de estudio.
Estimula
el sueño nocturno. Aunque suene paradójico, al tomar la siesta de manera
regular se disminuyen las sobrecargas en el cuerpo y en la mente, lo que hace
que en las noches estas estructuras sean más proclives al descanso; así se
logra conciliar el sueño con más facilidad.
Protege
el corazón. Un estudio hecho con hombres en Grecia, y publicado en
'Archives of Internal
Medicine', concluyó que aquellos que dormían la siesta por lo menos tres veces
a la semana, durante cerca de media hora, tenían un 37 por ciento menos de
posibilidades de morir de un ataque al corazón o de otros problemas cardiacos.
REDACCIÓN
SALUD
LA JOLLA
ESTADOS UNIDOS