Dormir la siesta estaría asociado con reducción de riesgo de muerte por enfermedad cardiaca

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Los investigadores aseguran que en aquellos países donde es común tomar la siesta a diario, como los del Mediterráneo, los índices de mortalidad coronaria son menores.

Eso dice una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Atenas (Grecia), que estudió a más de 23 mil personas sin historia de enfermedad cardiaca ni ninguna condición grave.

Este hábito de medio día no solo logra reducir los niveles de estrés, a prevenir la depresión, estimula la creatividad, relaja las tensiones laborales, aumenta la productividad, prepara la mente para funcionar al máximo y tiene un impacto positivo sobre  la memoria y el aprendizaje, también tiene efectos benéficos sobre el sistema cardiovascular.

Otra investigación reciente de la Universidad Liverpool John Moores (Reino Unido) encontró que dormir la siesta después de almorzar ayuda a reducir la presión arterial, un efecto beneficioso que no se produce cuando se descansa despierto durante el mismo  lapso.

"Hemos observado que se genera una reducción importante de la presión arterial durante el período de inicio del sueño vespertino, solo cuando la persona se dispone a dormir", dice Greg Atkinson, autor principal del estudio y quien vincula este factor con  la menor mortalidad coronaria de las poblaciones del Mediterráneo y de América Latina, donde las siestas son comunes.

Los británicos, entre cuyos más fervorosos defensores de la siesta figuraba el estadista Winston Churchill, han publicado series de reglas para la buena siesta.

Bill Clinton, ex presidente de Estados Unidos, no se ha quedado atrás; como promotor de la siesta recomienda buscar un lugar tranquilo y sin ruido para tomarla; luego acostarse lo más horizontalmente que le sea posible (la cama o el sofá), apagar el  celular y las luces y correr las cortinas.

El periódico estadounidense Boston Globe también elaboró una breve guía sobre el tema para lograr el motoso perfecto:

·                     Si tomó café antes de acostarte u otra bebida estimulante, dése un tiempo de 20 o 30 minutos para relajarse y después dormir.

·                     Duerma hasta 45 minutos si piensa ponerse de nuevo a trabajar o debe llevar a cabo alguna labor que requiera gran actividad mental y física.

·                     Hora y media es la duración ideal para que el cerebro descanse y recupere una actividad mental óptima.

·                     Para conciliar el sueño piense en ovejas flotando o en una playa, escuche sonidos relajantes con un MP3 o concéntrese en relajar sus músculos y respirar a ritmo lento y profundo.

EFE REPORTAJES