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Tratamientos contra la
infertilidad suelen afectar las relaciones de pareja
Falta
de deseo, anorgasmia y disfunción eréctil se cuentan entre los trastornos más
frecuentes.
Falta
de deseo, anorgasmia y disfunción eréctil se cuentan
entre los trastornos más frecuentes. A menudo el impacto de ese embarazo que no
se consigue se cobra en la cama.
Darío
Fernández, psicólogo argentino especializado en psicología aplicada a medicina
reproductiva, asegura que a la mayoría de las parejas la sexualidad se les
acaba.
"Al
principio esta se conserva, y se incrementa en los días fértiles, pero al cabo
de un tiempo se abandona en aquellos días en que no hay posibilidades de
embarazo. Se pasa de hacer el amor a hacer bebés".
Ramiro
Quintana, director del Centro Argentino de Fertilidad, afirma que las parejas
que se someten estos procesos vivencian diferentes emociones, todas difíciles
de atravesar: culpa, dolor, frustración, angustia, depresión, desesperación,
"estos sentimientos influyen fuertemente en la sexualidad de la pareja, y
se manifiestan en una disminución de la satisfacción, el deseo y la
autoestima".
Cuando
una pareja quiere tener un hijo y ese hijo no llega, las relaciones íntimas se
vuelven un terreno donde casi naturalmente se dirige la mirada del especialista
que intentará ayudarlos a llegar al embarazo.
"Pero
depende de la forma de abordaje del médico y su equipo el que la pareja no
sienta que se toma examen a sus relaciones sexuales", agrega
Quintana.
El
ritmo de los encuentros sexuales a menudo queda supeditado a la marcha del
tratamiento. Pero, al cabo de algún tiempo sin resultados, aparece lo que se da
en llamar conflicto de la mitad del ciclo: aun en los días fértiles, la pareja
no tiene ganas de hacer el amor.
"Por
eso es importantísimo que durante el inicio del tratamiento exista un abordaje
multidisciplinario del problema y se aborde el tema de la sexualidad. Además de
preparar a la pareja para enfrentar el estrés de un tratamiento que no es
fácil, hay que evitar que la búsqueda del embarazo invada todas las áreas de la
vida. Y tratar de que el sexo no quede limitado a las relaciones programadas.
Los días no fértiles también pueden ser días con sexo".
Porcentajes
de responsabilidades suelen ser bastante igualitarios
El
50 por ciento de los problemas de la pareja para concebir un bebé se debe a
factores femeninos y el 40 por ciento, a causas relacionadas con los hombres.
El 10 por ciento restante corresponde a causas desconocidas.
"La
infertilidad hace que el hombre se sienta menos viril y la mujer menos
femenina, dado el mito que asocia la capacidad reproductiva en un sexo y otro
con algún atributo supuestamente esencial de lo masculino o de lo
femenino", dice Fernández.
La
mujer, por otra parte, suele ser el portavoz del problema de pareja, porque es
a quien la mayoría le pregunta cómo van las cosas y si hay novedades.
Cuando
el hijo no llega puede volverse difícil compartir con antiguos amigos que ya
tienen niños o están esperándolos. Y como los tratamientos llevan tiempo, y
algunos requieren varios días, no siempre se quiere contar abiertamente en el
trabajo el motivo de la ausencia, lo que puede crear también problemas en el
ámbito laboral.
Además,
ciertos procedimientos para aumentar la posibilidad de embarazo tienen efectos
sobre el estado físico: los tratamientos para estimular la ovulación o
monitorearla después, así como la activación o el detrimento de ciertos circuitos
hormonales para aumentar las posibilidades de fertilidad, pueden crear
condiciones similares a las de la menopausia, con falta de lubricación,
sofocos, alteraciones del ánimo y del deseo y estados depresivos que
difícilmente no afecten el encuentro íntimo de la pareja.
Infertilidad
es un problema de los dos
"La
mujer que recibe un diagnóstico de infertilidad atraviesa un duelo; el hombre
que se siente responsable del problema no solo experimenta frustración sino
distanciamiento del sexo", asegura Adriana Ferraina,
psicóloga del Centro Argentino de Fertilidad.
La
experta explica que "los hombres perciben cuestionada su virilidad, lo que
puede causar trastornos entre los que se cuentan la eyaculación precoz y la
disfunción eréctil. Por eso no siempre es fácil involucrarse en terapias contra
la infertilidad".
Darío
Fernández considera, no obstante, que pese a las dificultades de pareja que
surgen durante estos tratamientos, estas no aumenta las separaciones o los
divorcios: "Al contrario, suelen fortalecerse las relaciones. A menudo
quien tiene la dificultad de fertilidad tarda en comprender que la
persona que está a su lado lo elige pese a la situación. Por eso es importante
la intervención psicológica, para ayudarlos a entender cómo es la relación de
pareja que tienen y darle el valor que realmente posee", asegura.
GABRIELA
NAVARRA
LA NACIÓN (ARGENTINA)