La salud, al borde del colapso



Redacción de El País

En Cali, los pacientes se mueren por falta de médicos e insumos. Drama.
Agonía. En los principales hospitales y EPS de Cali la atención es precaria, debido a la crisis económica que enfrenta el sector en todo el país. No hay suficientes médicos y los pacientes están cansados de esperar.
En una camilla descosida y enclenque se retuerce como si alguien clavara espinas en su barriga. Su madre intenta controlar las lágrimas, pero el dolor es insoportable. Son las 11:00 a.m. y en la Sala de Urgencias del Hospital Mario Correa Rengifo ya huele a tragedia.

La puerta para pasar a ser atendida está cerrada. Las quejas de los pacientes que reclaman por la joven de 17 años y por ellos mismos hacen que alguien se asome. Un portero de facciones rudas es el encargado de ‘valorar’ a la paciente. ¿Tiene afiliación?, pregunta el señor alto que ni siquiera sabe que la menor tiene una hemorragia interna. La madre responde con miedo que no. El portero, con ínfulas de doctor, le dice que tiene que ir donde la trabajadora social para poder pasar.

Esta espera es eterna y a veces mortal. Hoy, en los principales hospitales de Cali mueren hasta dos o tres personas al día por esperar a una trabajadora social, porque no hay suficientes médicos, porque los electrocardiogramas no sirven, porque no hay gasas o alcohol para curar heridas o simplemente porque los pacientes no tienen dinero para comprar su salud.

Y es que la crisis financiera que actualmente enfrenta el sector en el país se refleja a diario en la mala atención que se presta en los hospitales y en las Empresas Promotoras de Salud, EPS, a las que el Estado les debe $500.000 millones por los servicios que no son cubiertos por el Plan Obligatorio de Salud, POS.

Los pacientes cada vez están más enfermos de esperar citas, medicamentos y cirugías. Entre enero y octubre de este año, a la Personería de Cali han llegado 1.079 quejas, 126 más que en el mismo periodo del 2008, de ciudadanos a los que se les han negado el servicio. La mayoría corresponden a pacientes de la Nueva EPS y SOS, las cajas de compensación y las clínicas Rafael Uribe Uribe y Nuestra Señora del Rosario.

Aunque en todo el Valle la salud está agonizando y se considera el derecho más vulnerado. El defensor regional del Pueblo, Andrés Santamaría, cuenta que en lo que va corrido del año la entidad ha recibido 318 solicitudes por la mala atención y las tutelas asesoradas por la Defensoría ya ascendien este año a 128.

La ruta de la tragedia

En un recorrido que realizó El País por hospitales e IPS de la ciudad fue evidente la inconformidad de los usuarios con el servicio. Algunos pacientes hace un mes esperan que los remitan a un especialista o que les autoricen un procedimiento con urgencia.

Javier llegó a la Sala de Urgencias de la Clínica Rafael Uribe a la 1:00 a.m. para que lo atendieran por un fuerte dolor abdominal y a las 5:00 p.m. sólo le habían tomado los datos. “Me toca esperar, no hay suficientes doctores y uno es el que paga los platos rotos”.

Esta entidad cuenta con once médicos en el día, pero la demanda de pacientes es diez veces mayor. Para los directivos las fallas se deben a la falta de recursos, agudizados porque la clínica está en venta. Pero el dolor no entiende de presupuestos.

Al otro extremo de la ciudad el flagelo es el mismo. La sala de espera de consulta externa y las urgencias del Hospital Universitario del Valle parecen pasillos repletos de mendigos. “Uno viene y ronda como perro pidiendo comida, porque tener un dolor es como tener hambre”, expresa Liliana, que desde hace dos meses acude todas las mañanas al lugar para que le autoricen un trasplante de cadera.

Pero tendrá que madrugar más porque mientras que este año la demanda de servicios en la entidad ha incrementado en un 40%, decenas de médicos han abandonado el hospital y los recursos que gira el Gobierno departamental son precarios, según los directivos y especialistas. Lo más preocupante es que desde 1999 hasta el 2009, 1.781 médicos generales han sido demandados por irresponsabilidad ética.

El mismo doctor Laureano Quintero, subdirector de Trauma del Hospital, reconoce que la situación es aún más grave de lo que afirma el Gobierno “El sistema colapsó y no se puede esperar más, porque la gente está sufriendo y las enfermedades no están teniendo respuesta”.

Según el especialista, en el HUV la demanda de pacientes se ha incrementado, en parte, por la mala atención que prestan otros centros. Pero el Hospital no es ajeno a la crisis. En una esquina de la sala de Urgencias, Marina lo confirma. Con desesperación cuenta que desde hace cuatro días le ha estado rogando a las enfermeras que curen la herida de su hijo de quince años que recibió tres tiros en la cabeza. “Tuve que gritar y enojarme para que lo limpiaran bien, pero es tarde porque ya la herida se le infectó. Hace diez años esto no hubiera pasado”.

Para la Secretaría de Salud de Cali quienes tienen más problemas para la atención son las personas del régimen contributivo que pagan por el servicio. “Vemos que hay más quejas de los usuarios de las EPS porque es más difícil acceder a los servicios y los puntos de atención están lejos de sus hogares”, dijo Berta Ospina, jefe de Seguridad Social.

Pero la principal víctima de esta guerra de supervivencia sigue siendo la población pobre no asegurada. A pesar de que la obligación de las entidades de salud es atenderlos, el acceso a los medicamentos se vuelve imposible.

Francisco Barrios, representante de la Asociación de Usuarios del Consejo de Seguridad Social en Cali, cuenta que ha recibido decenas de casos de ciudadanos que se mueren o se alivian solos antes de recibir la medicina. “De qué le sirve a la gente que le den una consulta, si a uno lo que lo alivia es la droga”. En Cali más de 400.000 personas viven este drama, pues están fuera del sistema.

Las EPS afirman que la sentencia T60, que obliga a igualar el POS contributivo con el subsidiado, ha desangrado sus finanzas. Pero los médicos sostienen que el problema es que las entidades privadas volvieron la salud un negocio. “Hay una desprofesionalización de los doctores, porque tienen que atender a 17 pacientes en un hora y no se les puede ordenar ni una ecografía, sólo antibióticos. Las EPS no se van a desangrar, sólo van a tener menos ganancias”, declaró César Prieto, presidente del Colegio Médico del Valle.

‘Sentencia’ de muerte

Doña Yolanda, además de cargar con un cáncer de vejiga, es una víctima de este problema. A pesar de que cada mes paga puntual su afiliación a la Nueva EPS, en más de tres ocasiones ha pasado días enteros en clínicas esperando que un portero la deje pasar.

“Hace quince días llegamos a la Clínica Rafael Uribe a las 8:00 a.m. y eran las 8:00 p.m. y mi mamá seguía esperando, ni siquiera le dieron comida. Finalmente le mandaron droga para el dolor y dicen que no pueden hacer más porque ella es una enferma terminal. Ellos mismos la sentencian”, asegura su hija Clemencia.

A pesar de las quejas, Beatriz Vallecilla, gerente regional de la Nueva EPS, insiste en que los usuarios dicen que el servicio mejoró desde que desapareció el Seguro Social. “Hemos tenido quejas más que todo en la falta de oportunidad de citas con los especialistas”.

Sin embargo, en los puntos de atención de las EPS y en los diferentes hospitales de Cali y del resto del Valle la salud sigue enferma. De hecho, la región ocupa el tercer lugar en el país con el mayor número de tutelas interpuestas por mala atención. En los últimos diez años, la Defensoría ha atendido 39.804 reclamaciones.

En pocas palabras

"El servicio de las EPS no es bueno, se demoran en atender y me querían cobrar dos meses que ya había pagado”. Norida Restrepo, afiliada a una EPS.

"Hace un mes estoy esperando la orden para una radioterapia de mi abuela y me siguen diciendo que vuelva después”. Raquel.

"Uno se muere esperando un médico, termina uno yendo a una droguería, pues es más barato y más rápido”. Liliana Reyes, paciente.

"Tres veces me han dado ficha para entrar a la cita y luego dicen que no hay médicos. Desde abril estoy en esa espera”. Bautista Gómez, paciente.

Las cifras

654 mil afiliados al régimen subsidiado a salud existen en Cali.

60% del patrimonio de las EPS les debe el Gobierno por los tratamientos que han cubierto y que no hacen parte del POS.

Usuarios mudos

·  Según la Secretaría de Salud Municipal, las asociaciones de usuarios que tienen las entidades de salud en la ciudad no son fuertes y más que hacer control se han vuelto parte de las mismas instituciones.

·  De hecho, en Cali funcionan 80 asociaciones, que representan sólo el 30% del número potencial que debería existir.

·  Las entidades de salud deberían motivar la creación de este control.

Emergencia social

La crisis económica que enfrenta el sector de la salud en todo el territorio nacional es tan grave que el presidente Álvaro Uribe anunció una emergencia social.

Y es en el 2008 el Gobierno Nacional pagó por los servicios no POS $ 1,2 billones y este año la deuda por este concepto asciende a los 1,8 billones. La preocupación del ministro de la Protección Social, Diego Palacio, es que para el año entrante se agoten los recursos. Por su parte, las EPS se quejan de que el Fosyga no les esté cancelando la totalidad del dinero que invierten para prestar servicios No POS.

Aunque las EPS de Cali se abstienen de dar cifras, la mayoría se declara en la misma crisis financiera que enfrenta el resto del sector.