Los ríos caleños afrontan un caudal de problemas



Por Laura Marcela Hincapié, reportera de El País.

Los ríos Cali y Meléndez tienen los niveles más bajos de los últimos diez años. Preocupa la contaminación en la cuenca del Cauca. La deforestación acabó con las reservas de agua.

Un ‘Niño’ llegó a Cali para demostrar que el agua no es inagotable. El intenso verano que ha traído este fenómeno y que ha dejado secos los principales afluentes de la ciudad tiene hoy a los caleños al borde de un posible racionamiento del servicio.

Los ríos Cali, Meléndez y Cauca, que suplen casi el 100% de la demanda del líquido en la capital del Valle, registran los caudales más bajos de los últimos diez años. Una sequía histórica.

La situación más crítica la enfrenta el Meléndez, que abastece las comunas 18 y 20, a través de la planta La Reforma, y hoy presenta un caudal de 300 litros por segundo, cuando su promedio normalmente supera los 1.200 litros. Debido a esta crítica situación, las Empresas Municipales anunciaron esta semana una sectorización en el suministro del líquido para esta zona, que alberga a 200.000 habitantes, cerca del 10% de la población total de Cali.

Al tiempo que gran parte del sector abastecido por este afluente fue auxiliado por la red alta del río Cali y la red baja del río Cauca. Como lo advirtió el mismo gerente de Acueducto y Alcantarillado de Emcali, Jorge Enrique Ángel, “estamos repartiendo la ‘pobreza’”.

En el río Cali, que abastece al 20% de los caleños, el verano también ha dejado huella. El caudal del río es de 1.000 litros por segundo, más de 3.000 litros por debajo de su promedio. Esta disminución tiene un gran impacto, pues, según los técnicos de la planta, cada 100 litros/segundo del afluente cubren a 50.000 habitantes. Y lo más preocupante es que este nivel podría seguir disminuyendo hasta registrar 800 litros por segundo, el más bajo de la historia.

Alfredo Urbano, jefe de Agua Potable de Emcali, declaró que la situación es delicada, pues se está operando con el mínimo de volumen de la planta. En un recorrido que realizó El País por la bocatoma de este lugar se observa como uno de los principales afluentes de Cali luce casi como un caño.

Pero el verano no es el único responsable de la crisis que hoy enfrenta esta ‘arteria’. Henry Trujillo, profesional especializado de la CVC, recordó que la cuenca tiene otros males. “Existen muchos problemas por los cultivos, pues hay deforestación de la riberas para usos agrícolas. Además, los constantes incendios forestales y el vertimiento de aguas residuales afectan parte de la cuenca baja del afluente”.

‘Caucadependientes’

El 75% de la población de Cali se abastece del río Cauca. Si este afluente enfrenta una crisis de sequía, el impacto sería fatal para más de un millón y medio de caleños que quedarían sin el líquido. Este río también ha sido víctima del intenso verano: su caudal actual es de 127.000 litros por segundo, casi la mitad de su promedio histórico: 255.000 litros.

Según los pronósticos de la CVC, la intensidad de las lluvias de octubre, noviembre y diciembre será un 30% menor de lo que se esperaba. Emcali pidió a la comunidad hacer un uso razonable de agua. No lavar carros ni fachadas con mangueras ni dejar llaves abiertas.

 

Aunque los ingenieros ambientales sostienen que la reducción del caudal no tiene impacto en la ciudad, la alta contaminación del afluente sí podría afectar el suministro del servicio. Y es que en el último año la planta de Puerto Mallarino, que bombea agua del río Cauca, ha suspendido la operación en 17 ocasiones por turbiedad y otras once debido la carga contaminante que cae a la cuenca.

Y mientras el caudal del río Cauca sea menor, la contaminación va a tener más impacto. “La calidad del agua depende de la cantidad. Si hay mucha, la carga de desechos se diluye fácil, pero si hay poco líquido, la contaminación se va a sentir más y ni con la purificación el agua sería apta para consumir”, explicó Harold González, técnico de la CVC.

Pero el Gerente de Acueducto de Emcali no quiso adelantarse a los hechos. “Esperamos no tener problemas en el funcionamiento de la planta por la calidad del agua, ahora está funcionando en condiciones normales. De hecho, la carga contaminante siempre ha sido de 60 unidades y ahora está en 30”.

Sin embargo, el río tiene otros portadores de contaminación que siguen siendo una gran amenaza. Hernando Devia, ingeniero ambiental de la CVC y especialista en la cuenca del Cauca, recordó que el afluente recibe todos los desechos de la actividad minera e industrial, así como los residuos de la deforestación.

Pagando la deuda

Para el director del Departamento de Gestión Ambiental, Dagma, Jesús Darío González, los caleños están pagando el daño que le han hecho a los ríos. “Estas son las consecuencias de un modelo de ocupación desordenado y de explotación de los afluentes y sus riberas”

Y es que desde 1997 en Cali no se adelanta un proceso de reforestación, una realidad que hoy se refleja en el deterioro de los ríos Cañaveralejo, Lili, Aguacatal y Pance, que aunque no abastecen el consumo de agua de los caleños, también han sido afectados por la sequía y la contaminación. (Ver fichas).

González aseguró que la Alcaldía planea un proyecto de reforestación, que iniciaría en marzo del 2010 y que contempla la siembra de 500.000 árboles, con una inversión de $3.000 millones.

Mientras tanto, el abandono sigue cobrándoles la deuda a los caleños. Los ambientalistas sostienen que si las autoridades protegieran la vegetación de las riberas, la sequía actual habría sido menos dura.

“Si cada afluente de Cali tuviera un cordón de vegetación en buen estado, con muchos árboles, se generaría la humedad suficiente para almacenar agua y protegerlos del verano, pero los gobernantes no invierten en esto”. afirmó el ambientalista Armando Palau.

Lo más grave es que el Código Ambiental ordena 30 metros vegetación en cada lado del río y en los afluentes de la ciudad este cinturón de zonas verdes es menor a cinco metros. El Director del Dagma ratificó estos datos. “Muchas personas construyen en la riberas del río y se roban todo el espacio”.

Pero quizá el principal dolor de cabeza es la dificultad de la ciudad para mantener el caudal ecológico que le corresponde a cada río, que, según la ley, debe ser 200 litros, para proteger la hidrofauna y las especies vegetales.

En el río Cali, el caudal ecológico sólo es de 80 litros, debido a lo que se extrae para el consumo humano. Pero los directivos de Emcali insisten en que no tienen más opción, pues deben escoger entre garantizar el consumo de agua a los caleños o proteger la fauna y vegetación.

Río Aguacatal

Nace en el Alto Aguacatal, limita con Dagua, La Cumbre y Yumbo y desemboca en el río Cali. Tiene una superficie de 6.179 hectáreas. Carece de vegetación y tiene una alta carga contaminante.

Río Cauca

Tiene 1.350 kilómetros de longitud. Nace en el Cauca y atraviesa el Valle y termina en el Bolívar. Cuenta con 217 especies vegetales. R ecibe desechos de industria y minería.

Río Pance

Nace en el cerro Pance y llega hasta la Vorágine. Es el río más conservado de Cali. Aunque la presencia de turistas y las actividades de ganadería le han propiciado pérdida de suelo. Tiene 165 especies vegetales.

Río Lili

Tiene una longitud de 12 kilómetros. Nace en el sector de Villa Carmelo. Sufre un alto deterioro por los vertimientos de aguas residuales de viviendas del sector y de minerías. Sus aguas son de mala calidad.

Río Cañaveralejo

Nace en El Faro y desemboca en Puerto Rellena, en la autopista Simón Bolívar. Ha sufrido el impacto de la explotación minera y los vertimientos de aguas residuales. Caudal: 1.200 litros por segundo.

Río Cali

Se extiende desde la Cordillera Occidental hasta su desembocadura en el río Cauca.

Presenta problemas por la descarga de aguas residuales provenientes de fincas.

Río Meléndez

Su longitud es de 25 kilómetros.

Atraviesa la zona sur, La Buitrera, Villa Carmelo, y Los Andes. Tiene 102 especies vegetales. Las invasiones de la ladera han afectado sus riberas.