Comportamiento Humano: Carlos E. Climent.

¿Yo... consultar al psiquiatra?
Febrero 15 de 2009

 



Muchos se resisten a recibir tratamiento especializado aunque saben o intuyen que algo “anda mal” en su vida emocional.

Independientemente del sexo, la genética, la edad, los méritos, la posición laboral, los conocimientos, la inteligencia, la cultura, el poder o la opulencia, todo el mundo está a riesgo de deprimirse. Ninguno de esos factores blinda a las personas contra una depresión, pues se trata de una enfermedad que no siempre necesita una causa ni una circunstancia específica para manifestarse.

El tema de hoy se refiere a la resistencia a recibir tratamiento cuando la persona sabe, o intuye, que emocionalmente “anda mal”; es el caso de la que, en secreto, está segura de estar sufriendo de una depresión, pero no hace nada al respecto, al resultarle incomprensible aceptar una sintomatología que aparece sin que exista una causa evidente. Esa persona otras veces no actúa, al considerar que aceptar tratamiento para una enfermedad mental es señal de debilidad. Si bien se desconoce la frecuencia con las que las personas aducen dichas razones para no recibir tratamiento, puede sospecharse que se trata de un grupo estadísticamente importante. Se resisten a tratarse y piensan que deben esforzarse por salir solas del embrollo emocional en el que están.

Raquel*, de 38 años, lleva mucho tiempo sintiéndose abrumada por ideas negativas, insomnio y falta de ganas para todo. Está aislada de sus amistades y no tiene energía para hacer nada distinto a lo necesario. En el día se siente cansada, pero si se acuesta a dormir no logra conciliar el sueño. Terminó con un novio con quien llevaba dos años, por considerar que no tiene la paciencia para aguantarlo. Los dolores de cabeza, la tensión en la nuca y la intolerancia a muchos alimentos, los ve como síntomas independientes de su estado de ánimo e intenta manejarlos por su cuenta. Tras varias semanas en las que “no se hallaba” concluye que está deprimida, pero se dice: “¿Yo consultar al psiquiatra a estas alturas de la vida? ¡Ni muerta!”. Raquel llegó a la decisión de salir sola de su crisis y no buscar ayuda profesional a pesar de su visión positiva de la psiquiatría. Ella había sido testigo de la mejoría de su mamá quien habiendo sufrido de una depresión severa años atrás, había mejorado del todo. Raquel era la candidata perfecta para aceptar, de ser necesario, un tratamiento antidepresivo. Sin embargo su resistencia resultó ser superior a todo. Se quedó esperando una mejoría espontánea hasta que no aguantó y como último recurso, buscó ayuda. Y así como le ocurre a tantos, cuando se mejoran gracias al tratamiento, concluyó que se hubiera ahorrado meses de sufrimiento innecesario. El largo período humillada por los síntomas depresivos se quedó en su memoria como “la peor época de su vida”.

*Nombre y circunstancias modificadas para proteger al paciente.