Los vapores que salen de la pequeña botella, parecen ser escasos y livianos
al mezclarse con el aire que se aspira, pero sus efectos son potentes.
Rápidamente todas las arterias se dilatan, muchos órganos se sobrecargan de
sangre y algunos músculos se relajan.
Aparece una sensación de euforia y como de levedad; algunos incluso,
incrementan su deseo sexual. Pero al rato, los efectos desagradables también
aparecen, aunque no en todos los casos son iguales: intenso dolor de cabeza por
la sangre que parece subir al cerebro, enrojecimiento de cara y cuello,
sensación de debilidad y mareo, los latidos del corazón se aceleran, el oxígeno
de la sangre ha sido desplazado debido a los vapores. El cuerpo deja de
sentirse bien.
Su efecto dura sólo unos segundos y entonces se quiere volver a inhalar y,
como es difícil tener una medida precisa, es fácil llegar a una sobredosis.
Las náuseas y el vómito con frecuencia anteceden al desmayo, el cuerpo no
puede tolerarlo. En estas circunstancias es urgente ir a un hospital,
lamentablemente la mayoría de los jóvenes que llegan a este punto no
sobreviven. Todo por una pequeña botella.
Popper, nombre que se da en las calles al Nitrito
de amilo, de butilo o isobutilo,
ha demostrado de sobra su capacidad de adicción. Su alta popularidad en
Colombia, especialmente entre los jóvenes, produce con frecuencia accidentes
fatales y aún así, muchos parecen creer que es inofensivo.
Muchas de las consecuencias de su consumo, se harán evidentes meses o años
después, muy tarde ya para poderlas remediar. El Popper
reduce las defensas y aumenta la posibilidad de ser víctima de infecciones,
condición especialmente grave para la transmisión del virus causante del SIDA.
Pocos lo saben pero un alto porcentaje de consumidores terminan siendo
afectados por esta enfermedad, aunque no haya de por medio agujas como en otras
drogas.
Ahora que usted lo sabe, piense dos veces antes de decidir inhalarlo.
“Como es difícil tener una medida precisa en el consumo del Popper, es fácil caer en sobredosis”.
Pablo Rodríguez, médico de Caminos.