El increíble poder sanador de las
caricias
El
hecho de tocarse está sujeto a tabúes y prejuicios sociales que le restan
naturalidad a esta forma de expresión.
El
miedo a que se malinterprete el gesto táctil nos conduce a no recurrir a ese
contacto.
"Hemos
interiorizado que tocarnos el uno al otro forma parte de la comunicación
erótica y que cualquier uso distinto del sexual, o que sea demasiado afectuoso,
podría ser mal entendido", señala la trabajadora social y terapeuta Anabel Olmedo.
Según
la experta, al privarnos de tocar a los demás, también recortamos nuestras
capacidades de amar y de mostrar aprecio y comprensión.
Las
caricias ayudan a la salud física, psicológica y emocional. Y cuando no las
usamos nos privamos, además, de disfrutar una placentera inundación de
endorfinas: sustancias hormonales que produce nuestro propio organismo en
respuesta a la estimulación táctil y las cuales tienen un efecto analgésico y
producen una gran sensación de bienestar.
"Tocar
y que nos toquen es fundamental para fortalecer nuestra autoestima porque no
sólo deseamos saber que somos queridos, sino que también necesitamos
sentirlo", advierte la especialista. El estímulo táctil sobre nuestra piel
significa la ratificación de las palabras, los besos y las miradas.
Para
comunicarse mejor con alguna persona querida o cercana, hay que tomar sus
manos, tocarlas, observarlas, sentirlas, explorarlas a nivel superficial y más
profundo, investigar desde su piel y uñas, hasta sus huesos y músculos.
'Hay
que dejarse llevar'
Hay
que sentir el tacto del otro y observar lo que se siente: ¿su mano es suave,
áspera, fuerte, vacilante, sincera, huidiza, cálida, húmeda, seca...?
Este
sencillo juego nos une mucho más al otro y nos hace conocerlo mejor. Incluso,
nos permite descubrir aspectos insospechados, que antes no percibíamos de esa
persona, como la sensibilidad de un amigo, el temor de un hijo o la cercanía o
lejanía de una pareja.
"Cuando
se conoce a una persona, hay que prestar atención a cuándo nos da su mano por
primera vez. Incluso, conviene ir por delante, tomando la iniciativa y
estrechando su mano. Ese primer contacto puede decirnos mucho de esa nueva
persona", sugiere.
Algunos
dan la mano muy suave, otros la retiran enseguida, otros aprietan con fuerza y
retienen, otros te quieren hacer sentir toda la mano envolviendo la tuya, otros
dan la mano floja y escurridiza.
Ese primer contacto o apretón, nos dará pistas de cómo es la relación de esa
persona con su cuerpo, cuando se relaciona con los demás.
Mejor
que hablar, tocar
Cuando
somos bebés, no utilizamos las palabras para comunicarnos porque todavía no
hemos tenido tiempo suficiente de aprender el lenguaje verbal. Mientras
transcurre el tiempo, aprendemos y usamos el lenguaje verbal, que acabará
predominando en nuestra comunicación. Las palabras van sustituyendo a lo no
verbal y su inmensa riqueza, ya que cuando el cuerpo 'habla' lo hace con una
autenticidad, intensidad y alcance, que están más allá de lo que pueden
trasmitir las palabras por sí solas. Dentro de los diversos tipos de
comunicación no verbal, la táctil es una de las que menos se prodiga, pese a su
gran potencial.
EFE
REPORTAJES