Todos Quieren La Píldora Del Amor
¿Se imagina que dentro de unos años existiera un medicamento en forma de
pastilla o de gotitas inhalables capaces de salvar una relación de pareja en
peligro de ruptura?
Quizá sea posible, de acuerdo con los trabajos del investigador
estadounidense Larry Young, que estudia la base química de una de las más
intensas, complejas y a menudo contradictorias emociones humanas: el amor.
Científico de la Universidad Emory, en Atlanta
(Estados Unidos), para Young y su equipo de investigadores, en alguna medida,
el amor “puede compararse con una droga, ya que se relaciona con las reacciones
químicas que se producen en el cuerpo y afectan el comportamiento o sus
funciones”.
El doctor aclara que, aunque podrían sentar algunas bases para una
hipotética ‘poción de amor’ sus investigaciones no se dirigen a obtener ese
elixir, sino a desentrañar muchos aspectos de ciertas dolencias como el
autismo, que afecta la capacidad de establecer relaciones sociales, estudiando
los factores químicos involucrados en las emociones.
Sus estudios con “ratas de pradera” –animales que son un buen modelo
para las relaciones humanas, ya que conforman parejas para toda la vida y pasan
su juventud juntas– han mostrado que una rápida dosis de la hormona correcta
puede alterar radicalmente las relaciones de estos roedores.
“En los ensayos con las ratas, si se toma una hembra, se la coloca junto
a un macho y se inyecta oxitocina en su cerebro, el
animal intentará vincularse rápidamente con el macho. En cambio, si se le
quitan sus niveles naturales de oxitocina, la hembra
rechaza al macho”, dice el experto.
La hormona de la confianza .
Está demostrado por los científicos que la oxitocina
cumple diversas funciones en las relaciones y reproducción humanas.
Su liberación durante el orgasmo ejerce un potente bloqueo del estrés y
además estimula la circulación del esperma y la contracción de la musculatura
pélvica femenina.
En el parto, esta sustancia también ocasiona que la leche suba a los
pechos de la madre y estimula al bebé a succionar el pezón. El contacto del
bebé con el pezón del pecho de su madre, origina reacciones en el cerebro de la
mujer que lleva a la secreción de oxitocina, la
hormona de “la confianza”, según reveló un estudio internacional publicado en Computational Biology, de la
revista Public Library of Sciences.
“Esta hormona interviene en los lazos sociales y laborales y en las
relaciones en que una persona cuida de otras. En los animales, esta sustancia
es responsable de desarrollar el vínculo entre la madre y su descendencia”,
según Young. El proceso se repite en los seres humanos.
Además del hallazgo del experto de que la oxitocina
es la responsable de vincular a las “ratas de pradera”, otras investigaciones
anteriores realizadas con humanos han mostrado que esta sustancia hormonal
también aumenta la fiabilidad hacia otras personas y la habilidad de comprender
sus emociones, según el investigador norteamericano.
El doctor Young piensa que esta molécula también interviene en el
fortalecimiento de los vínculos entre las personas. La sola posibilidad de que
estos estudios prosperen y que en el futuro exista un medicamento que tenga las
mezclas correctas para generar esos sentimientos, llama la atención de la
ciencia.
Y es que si algún día se pudiera desarrollar una droga de este tipo y se
la complementara con una psicoterapia de pareja, podría ser provechoso para la
unión de los matrimonios en crisis. “Con un compuesto químico de este tipo
podría llegar a desarrollarse una prueba del amor para saber, por ejemplo, si
dos personas son compatibles para tener una vida feliz en común”, afirma el
investigador.
¿Cómo funcionaria una medicina para el amor?.
Si las investigaciones de este científico se confirman, algún día sería
posible desarrollar afrodisíacos químicos que harían que nos enamoráramos de
una persona o se enamoraran de nosotros. O, por el contrario, antídotos contra
amores inconvenientes para administrarlos a quienes se enamoran de la persona
equivocada o quieren olvidar un amor.
Una píldora con esos efectos probablemente alcanzaría unas cifras de
venta astronómicas, quizá superiores a las de muchos compuestos farmacológicos
destinados a tratar una enfermedad, a aliviar un dolor o a prevenir un
trastorno. De momento, esa poción del amor no ha
llegado a las farmacias, pero hay algunos empresarios que sueñan con ella e,
incluso, ya han comercializado a través de Internet productos con aspecto de
perfume que combinan la oxitocina con las feromonas
(unas hormonas implicadas en la atracción sexual en los animales) y que están
destinados a aumentar las relaciones y las citas amorosas.
La búsqueda continúa, no solo por los intereses científicos de Young
sino por el afán de la gente del común por entender el complejo fenómeno del
amor y el desamor