En clase, estudiantes ahora se
valen de cámara y grabadoras para registrar las lecciones
Fotos,
grabaciones y apuntes en computador son comunes en las aulas, dejando de lado
el cuaderno.
El
papel ya se fue al olvido. Los profesores se esfuerzan por dar clases más
interactivas.
"Yo
tengo una oferta y ellos una demanda, profesor. Es lo que usted nos ha
enseñado".
Con
esa respuesta, que no dejó lugar a discusión, el joven explicó su negocio y
siguió adelante con el mismo.
El
maestro, Beethoven Herrera, se quedó sin saber cuánto
costaban sus palabras en 'el mercado', pero se quedó tranquilo, porque al fin y
al cabo, a él lo que le afana es que los alumnos "manejen los conceptos,
no la forma cómo los adquieren".
"Las
grabo y luego las transcribo", dice José Guillermo Carillo, estudiante de
maestría en derecho público porque es una forma eficaz para aprender y, a la
vez, de ganarme unos pesos.
"Si
tomo nota no capto lo principal", añade este 'grabador-transcriptor'
comprobando una teoría del profesor Carlos Andrey
Montoya, de la Universidad Icesi, para quien hoy
"los estudiantes han perdido la capacidad de tomar nota y prestar atención
al mismo tiempo".
Grabar
es una buena opción que reporta además "una doble comprensión, porque al
transcribir se repasa lo que se dijo en clase", subraya José Guillermo.
Aunque
para él resulta siendo triple, porque cada vez que tiene examen reproduce de
nuevo los audios en su sistema mp3. "Es como
tener la clase otra vez", dice feliz de su método y del servicio que
presta a sus compañeros.
El
intercambio es fácil
No
es único que celebra el uso de las nuevas tecnologías como la manera más eficaz
de 'tomar apuntes' y estudiar. Alejandra Olano, estudiante de periodismo,
opina: "Nadie quiere perderse ningún detalle" cuando se trata de
conferencias magistrales. Y luego esas grabaciones, mucha veces en video, se
pueden intercambiar por Messenger u otros medios muy fácilmente.
El
video es cada vez utilizado en las asignaturas prácticas, como en ciertas áreas
relacionadas con la salud.
En
la Universidad Manuela Beltrán, por ejemplo, es tan
recurrente la práctica, que la misma institución les ofrece
las cámaras a los estudiantes para hacerlo.
"Con
los cursos de primeros auxilios y técnicas de rescate es muy frecuente que
recurran al video", asegura Carolina Rey, directora de bienestar
universitario de la institución.
"Uno
no lee los apuntes después de clase, y menos ahora que hay otras formas de
recordar", dice Alejandro Borráez, un estudiante
de la Universidad Central que reconoce su dificultad para escribir en papel.
"Necesito una pantalla para hacerlo", dice, demostrando que en las
aulas la tecnología está desplazando al lápiz y al papel.
Usan
más el portátil
De
hecho, hoy son muchos los alumnos que pasan por alto el cuaderno para registrar
sus apuntes en un computador portátil.
"Son
cerca del 20 por ciento de los estudiantes", calcula Andrés Obando, quien trabajó hasta hace poco como profesor
asistente de ingeniería en la Universidad de los Andes y que percibe un cambio
evidente en los métodos de enseñanza que se están utilizando.
"Los
profesores se esfuerzan mucho por hacer sus clases más visuales, más
interactivas", asegura. Y en ese sentido, caben cada vez más sonidos y
videos "que llaman la atención y facilitan el aprendizaje" de los
muchachos.
Guillermo
Gómez aprovecha la cámara de su celular, dice, "para recordar con memoria
fotográfica lo que se discutió en clase". Y aunque reconoce que no revisa
con frecuencia las fotos que toma del tablero, admite que le han funcionado
cuando le "da pereza escribir" y se trata de presentaciones o
carátulas de libros que le interesa comprar.
"Es
una buena forma de recordar" sin papel, asegura.
Y
aunque no son pocos los 'profes' que se quejan de que
portátiles, teléfonos inteligentes y otros aparatos se usan más para chatear,
navegar por la web y hacer cualquier cosa en clase
menos prestar atención, las nuevas tecnologías parecen haber llegado no solo
para quedarse en las aulas de clase, sino para transformar por completo el
viejo concepto del maestro, la tiza y el tablero.
No
siempre hay un uso positivo
"Se
abstendrán de navegar en Internet o tener abierto cualquier software distinto
al que se usa en clase. De lo contrario, serán retirados y se les calificará
con cero".
Esas
son las reglas de uso de las salas de cómputo de la Universidad Icesi, de Cali, donde, al tiempo que estimulan el uso de
las plataformas virtuales como herramienta educativa, son conscientes de que
muchos alumnos usan la tecnología para estar, literalmente, en otro lugar.
Los
mismos alumnos lo admiten. "Chatear en clase es la nueva forma de hablar
con el de al lado", dice Alejandro Borráez, un
estudiante que reconoce que no son pocos los que se conectan a chats y redes sociales en plena cátedra y que hacen
cualquier cosa menos prestar atención.
Por
eso, en las aulas computarizadas es común el bloqueo de sitios web, "porque de lo contrario la tecnología se vuelve
un problema", dice Manuel González, director del programa de comunicación
de la U. de la Sabana.
Para
él, sin embargo, "no se puede ir en contravía" de las tendencias
digitales de los jóvenes que se están educando, y por eso la universidad ha
emprendido una campaña para inculcar el buen uso de la tecnología, para que
"entiendan que es una herramienta para sacarle provecho, y mucho, a la
hora de aprender".
CAROLINA
LANCHEROS RUIZ
REDACTORA DE VIDA DE HOY