Aunque el intercambio de órganos humanos por dinero es ilegal en
prácticamente todos los países, esta oscura modalidad de comercio internacional
“está floreciendo”, según un artículo publicado en la más reciente edición de Newsweek.
La revista estadounidense cita cifras de la Organización Mundial de la Salud
según las cuales la quinta parte de los 70.000 riñones transplantados cada año
en el mundo provienen del mercado negro. Agrega que los riñones son el órgano
con más demanda, pero también se comercializan ojos, medio hígado, piel y
sangre.
La principal razón de este auge, explica la revista, está simplemente en la
ley de oferta y demanda. La gente vive más años, hay un mejor diagnóstico de
las fallas de riñón y las cirugías ahora se pueden realizar de forma segura
incluso en los pacientes con mayor riesgo. Todo ello ha disparado la demanda de
órganos humanos.
Newsweek dice que solo en Estados Unidos el número
de personas que necesitan un transplante se triplicó en la última década, hasta
llegar a 100 mil en octubre del 2008. En contraste, y pese a todas las campañas
que se realizan, la cantidad de personas que se han ofrecido para donar sus
órganos en caso de muerte se ha mantenido prácticamente igual en el mismo
período (entre 5.000 y 8.000 cada año).
Pero conseguir más donantes mediante estas campañas no necesariamente
evitará el problema. En los últimos 15 años, dice Newsweek,
“emergió un cálculo nuevo y brutal: ahora sabemos que un riñón de un donante
vivo lo mantendrá vivo (al receptor) el doble de tiempo que uno tomado de un
cadáver. Y gracias a poderosas drogas antirechazos,
el donante ya no tiene que ser un familiar cercano, una buena noticia para
aquellos que preferirían no poner en riesgo la salud de un ser amado”.
En clínicas de E.U.
Uno de los datos sorprendentes del artículo es la denuncia de que las
personas que buscan un órgano en el mercado negro no necesariamente tienen que
ir tras un transplante a un país del tercer mundo. En Estados Unidos hay
clínicas que realizan transplantes de órganos conseguidos en el mercado negro.
La revista cita a Nancy Scheper-Hughes, que ha investigado el tema durante años, quien dice
que "los acuerdos son negociados por una red de criminales, que se queda
con la mayoría del dinero". Por cerca de 150 mil dólares por transplante,
estos comerciantes de órganos viajan a cualquier continente para conectar a los
vendedores con los compradores, que ellos luego guían a hospitales de E.U. en donde hay cirujanos cómplices o al menos dispuestos
a hacerse los de la vista gorda.
"Por cerca de 150 mil dólares por transplante, los comerciantes de
órganos viajan a cualquier país para conectar a vendedores y compradores”.
Nancy Scheper-Hughes,
investigadora sobre el tema