Todavía no hay
vacuna
Por Miguel Korgi
Uno
de los peores errores para combatir el dengue es que no matamos el mosquito aedes aegyptis, vector de la
enfermedad. Es irónico que por desconocimiento terminamos
convertidos en una “sociedad protectora del insecto”.
Por tradición se utilizan insecticidas locales, repelentes ambientales,
tabletas, anjeos, entre otros objetos que sólo espantan o aíslan al mosquito,
cuando lo que hay que hacer es eliminarlo, evitando las aguas empozadas, los
charcos, floreros, tarros o neumáticos viejos, etc..
El mosquito está en toda nuestra zona occidental o cálida. El dengue es una
enfermedad muy grave, por cuanto no existe aún una vacuna. Contraída la
enfermedad, el soporte se suscribe a tratamiento sintomático, con analgésico e
hidratación. El 80% de las personas que se infectan con dengue son asintomáticos y el 10% presenta fiebre.
El dengue hemorrágico es la forma grave de la enfermedad y puede producir la
muerte si no recibe manejo adecuado y oportuno. Comienza de modo repentino con
fiebre. En los niños se da con síntomas leves de las vías respiratorias
superiores. El deterioro también es repentino con debilidad profunda.
La buena noticia la conocimos de primera mano la semana pasada, quienes
asistimos al ‘Congreso Internacional de Infectología’
en Buenos Aires, Argentina. El estudio de la nueva vacuna, que adelanta Aventis, es un éxito y las primeras pruebas así lo
confirman. Mientras tanto, las únicas armas contra la enfermedad son las
medidas preventivas.
*Pediatra del Centro Médico Imbanaco