En la era de la medicina del deseo son los pacientes los que buscan a los médicos

La cirugía plástica es una de las ramas de la medicina en las que más se manifiesta la llamada medicina de conveniencia o del deseo.

Esperan obtener la práctica de procedimientos, cirugías, exámenes y la formulación de medicamentos que creen necesitar. Ya es una tendencia en especialidades como la cirugía plástica.

Jaime Escobar Triana, rector de la Universidad El Bosque y director del departamento de Bioética de ese centro académico, explica que este tipo de medicina "está relacionado con los avances de las tecnociencias modernas, la sociedad del mercado e íntimamente con las concepciones personales de cada quien y los conflictos que surgen cuando no se está satisfecho con la propia figura".

Como no es sencillo obtener servicios a voluntad a través del sistema de salud (que tiene un listado limitado de fármacos y procedimientos) o de la medicina prepagada, estas personas recurren a médicos particulares para obtener medicamentos y cirugías que creen necesitar.

"Lo lógico es que si no los requiere, el médico ni formule ni opere; en todo caso, obrar de acuerdo con el capricho del paciente constituye una falta a la ética profesional", dice Fabián Cuevas, jefe del servicio de cirugía plástica de la Clínica de Marly y miembro de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica.

En esta especialidad se registran casos que rayan con lo extravagante. Esta semana, por ejemplo, se divulgó el caso de la artista británica Nileen Namita, de 49 años, quien en dos décadas se sometió a 51 cirugías plásticas (que costaron 320 mil dólares) para parecerse a Nefertiti (1370 a.C - 1330 a.C.), reina de belleza legendaria, esposa de Akenatón.

El de Namita es sólo la versión famosa de casos que los cirujanos reciben a diario en sus consultorios. A ellos llegan pacientes con fotos de personalidades que piden un diseño exacto de sus ojos, de su nariz, de su boca e incluso una composición de muchos rostros.

"En la cirugía plástica se busca -explica Escobar- la antropoplastia como remodelación del cuerpo físico que afecta psicológicamente al individuo; quien no está conforme con su apariencia corporal física, mal puede estar sano en su orden psicológico. La refacción o remodelación física remedia la afección psíquica".

La medicina antropoplástica -dice- permite "mejorar la identidad, reafirmarla, sustituirla e incluso ocultarla; no obstante, se enfrenta a los patrones morales de la medicina relacionados con los derechos y necesidades del ser humano, la autonomía, tanto del médico como del paciente".

Es el mercado el que determina las prioridades que no comulgan con los objetivos de la medicina. Cuevas considera, sin embargo, que en muchos casos no es fácil establecer cuál es el límite entre la autoestima y el capricho, "porque hay pacientes que saben manipular al médico y logran esconder trastornos psiquiátricos; cuando el profesional sospecha que ese es el caso, lo mejor es remitir a la persona al psiquiatra, para que determine si está afectada por una conducta patológica. De eso depende que se lleve a cabo el procedimiento".

De la explosión de procedimientos a la carta no sólo hacen parte los estéticos. En la lista también están medicamentos para adelgazar, para subir el ánimo o para controlar la ansiedad; depilaciones totales, anulación de las glándulas sudoríparas o inyección de sustancias para eliminar la grasa o las toxinas; radiografías, resonancias, tomografías y análisis para descartar enfermedades; infiltraciones y bloqueos para eliminar dolores, y bariátricas (incluso sin necesitarlas) para reducir la ingesta de comida.

Según los expertos, detrás de ellos están profesionales de la salud que, al no tener claro el límite que indica hasta dónde es posible actuar sin faltar a la ética, ceden a las presiones de sus pacientes e ignoran cuidados elementales, como ocurrió en el caso de Michael Jackson.

Cuevas señala que hay casos más complejos, como el cambio de sexo, que tiene una implicación médico-legal. "Estas personas requieren una valoración previa de psiquiatría y un manejo multidisciplinario por endocrinólogo, sexólogo y, según el caso, por ginecólogo o urólogo. Es importante apoyarse en las demás especialidades, para no acabar operando a una persona que no lo necesita".

Roberto Baquero, presidente del Colegio Médico Colombiano, opina que la única forma de ponerle freno a esa tendencia es la autorregulación de los médicos, "en su decisión debe obrar, a conciencia, su formación ética y profesional, en función del mayor bienestar del paciente, y no de sus caprichos".

REDACCIÓN SALUD