Primeros graduados en maestría en medicina alterna en Colombia

La osteopatía es una opción en la atención de pacientes que llegan a los servicios de urgencias con lesiones de columna.

La Universidad Nacional de Colombia graduará en octubre el primer grupo de estudiantes que cursaron el posgrado de medicina alternativa. Una nueva opción para los doctores y los pacientes.

En unas semanas, 67 doctores obtendrán el diploma de maestría en Medicina Alternativa de la Universidad Nacional de Colombia y así se convertirán en la primera promoción de médicos de esta institución que recibe formación avanzada en terapia neural, homeopatía, osteopatía y acupuntura, en el país.

Lograrlo no fue fácil. Por una parte, porque en Colombia, estas terapias, hasta hace pocos años, eran vistas como paliativos secundarios, y por otra, porque salvo algunas excepciones, no existían ofertas de formación universitaria de alto nivel. En el país, la capacitación se fue dando, primero, de forma empírica y luego, con cursos que dictaban aquellos que se formaron en escuelas extranjeras y que extendieron aquí sus conocimientos.

Se sabe, por ejemplo, que desde 1835 existió la práctica de la homeopatía en Colombia; también, que en 1970 había una escuela de formación en la Hacienda Los Robles, cerca de Popayán, gracias a la labor de un médico especializado en el tema que vino a Colombia, se asentó en la zona y dictó cursos durante varios años.

Más adelante, los pioneros en la investigación y aplicación de la medicina alternativa en Colombia crearon grupos de estudio propios para compartir conocimientos o investigaciones, y varios años después, alrededor de 1990, unas pocas facultades comenzaron a incluir capacitación en estos temas mediante cursos de extensión.

Miradas incrédulas

Sin embargo, la falta de oferta no ha sido el único obstáculo para esta especialidad. La reticencia de una sociedad médica cerrada a estas opciones ha sido para muchos la mayor talanquera.

La doctora Alba Martiletti, homeópata, profesora y una de las personas que cursó la maestría, cuenta, por ejemplo, que hace unos años le expidió un certificado de incapacidad médica a una paciente en su papelería, donde figuraba como médica homeópata.
La empresa no aceptó ese certificado y la señora tuvo que ir hasta la Secretaría de Salud para que avalara el registro profesional.

Pese a ello, la doctora Martiletti reconoce que fue la misma sociedad la que fue encontrando en las diferentes terapias alternativas muchas soluciones a sus patologías y la que avaló la práctica de éstas.

En la década de los noventa, a la par con el interés de los médicos de formarse en estas terapias, la demanda creció, especialmente en clases sociales altas que podían pagar la consulta particular, lo que hizo que las instituciones de salud comenzaran a ofrecer servicios en esta rama, inicialmente en los programas de medicina prepagada.

De esta manera la oferta y la demanda de diferentes tipos de prácticas se fueron extendiendo. Los médicos interesados en el tema siguieron capacitándose en las pocas instituciones que ofrecían cursos de extensión, universidades como la Juan N. Corpas -que ha volcado su trabajo hacia esta rama- y algunos institutos con bagaje.

La Ley 100 de 1993 dio un primer paso. Rconoció la existencia de la medicina alternativa y la necesidad de regularla.

A su vez, la Organización Mundial de la Salud presentó en el 2002 una estrategia encaminada a ayudar a los países a explorar el potencial de la medicina alterativa, al mismo tiempo que instó a minimizar los riesgos derivados del uso de remedios no probados o mal utilizados. El propósito principal de la estrategia era motivar la investigación.

De hecho, en su declaración oficial, la OMS aseguró: "Existe alguna evidencia que parece soportar el uso de medicina complementaria. Por ejemplo, la acupuntura en la reducción del dolor, el yoga en la reducción de las crisis asmáticas y las técnicas de tai chi para reducir el temor a las caídas en adultos mayores".

Pero fue la Ley de Talento Humano, expedida en Colombia en el 2007, la que acabó de sentar las bases para su ejercicio.

Esta ley dispone que sólo los profesionales formados en medicina pueden ejercer esta especialidad. Con ello, la Universidad Nacional, que ya venía, como otras instituciones, impartiendo algunos cursos de extensión y especializaciones en esta área, logró abrir la primera maestría en Medicina Alternativa, que graduará su primera promoción en septiembre.

Se abren caminos

Una determinación del Consejo de Estado, que en marzo pasado ratificó que la medicina alternativa "es una especialización más de la medicina y que quienes la ejerzan deben tener certificación profesional", es un paso más en este camino.

Para ellos, el diploma es el reconocimiento a un trabajo que venían realizando en diferentes áreas: unos en osteopatía, otros en acupuntura, otros en homeopatía, otros en terapia neural; pero, sobre todo, es la posibilidad de continuar un trabajo que habían realizado a pulso, muchas veces desestimado por sus propios colegas.

"La maestría de la primera universidad colombiana hace que la medicina alternativa no sólo tenga reconocimiento, sino que permite el avance de la investigación", indica la doctora Gloria Helena Casas, una de las homeópatas que completó el programa.
Por otra parte, indican las médicas entrevistadas, la profesionalización de la medicina alternativa significa ventajas para el paciente.

Nohora Ortiz, médica osteópata, asegura que "con personal idóneo, los usuarios del sistema de salud podrán tener la garantía de estar en manos de personal calificado, porque, contrario a lo que la gente cree, las terapias alternativas sí tienen indicaciones precisas y requieren personal especializado".

También piensan que los servicios de salud en Colombia deberán entrar en una era en la que casos de urgencia, por ejemplo una crisis asmática o una lesión de columna, se puedan atender con opciones como la homeopatía o la osteopatía, respectivamente.

Incluso, hablan de la necesidad de que el sistema de salud colombiano (bien sea en el régimen contributivo o en el subsidiado) le dé la posibilidad al paciente de escoger a médicos profesionales en esta especialidad, terapias alternativas y tratamientos basados en otros métodos o que se puedan conjugar con la medicina alópata.

Se refieren a casos en los que la medicina alternativa puede complementar tratamientos de la medicina occidental, como el cáncer. El paciente expuesto a largos y dolorosos procesos de quimioterapia puede tener alivio y compensación con terapias naturales, dicen las doctoras.

Y van más allá. La profesionalización de la especialidad deberá traer mayor investigación en esta rama en Colombia, y por eso plantean la introducción de estas materias en las carreras del área de la salud en pregrado para que los estudiantes conozcan la opción.

Otra mirada

Sin embargo, existen médicos alópatas no tan convencidos de las bondades de la medicina alternativa. Para el sexólogo Alonso Acuña, "esta práctica se basa sólo en la magia", y añade que el hecho de que la Universidad Nacional, o la que sea, se haya tenido que plegar a este tema es por la presión de esos médicos".

También dice que la "medicina alópata se basa en evidencias y aún hoy, en pleno siglo XXI, son muchas las cosas que los doctores ignoramos, no tenemos las soluciones a todo, porque si no, seríamos Dios", y agrega: "Precisamente esa falta de respuestas las pretende resolver la altenativa, que acude a la magia. Eso es lo que brinda".

Frente a la decisión de la Universidad Nacional de montar la maestría en esta especialidad, el doctor Acuña dice que "me parece que es una sirvengüencería. ¿Si son tan completos y tan científicos como creen, porque no hacen el programa total de pregrado?".

Reconoce que es médico de la Nacional, pero insiste en que la universidad "se ha tenido que plegar a esta presión de estos médicos, que además tienen un buen negocio. Creer es muy fácil, demostrar es muy difícil".

CLAUDIA CERÓN CORAL
Redactora Domingo a Domingo