Estudiantes, de Eafit y otros centros educativos, crean aparatos médicos prácticos y económicos

Clic para ampliar

Foto: Archivo particular

Este equipo nacional valdría 4 millones de pesos. Los importados cuestan 27 millones.

Necesidades que enfrentan los médicos a diario y que se resuelven con altas inversiones de equipos comprados en el exterior son las razones para que le apuesten a generar soluciones propias.

Las carreras de Ingeniería de Diseño o de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica se están convirtiendo en los espacios perfectos para desarrollar ideas que se adapten a la realidad económica del país.

Un reanimador automático

El estado físico de paramédicos o enfermeras al reanimar de forma manual a un paciente con paro respiratorio es determinante.

Son 100 compresiones por minuto y no siempre se dan con la velocidad o la fuerza adecuadas.

En eso pensaron cuatro estudiantes de Eafit que diseñaron un reanimador cardiopulmonar automático. Johana Milena Hoyos, Jorge Andrés Restrepo, Cristian Gallego y Juan Camilo Jaimes están seguros que pueden aportar desde la Ingeniería de Diseño.

"Mientras el dispositivo hace el masaje de forma automática, el auxiliar o el enfermero puede quedar libre, ya sea para inyectar alguna droga o atender a más pacientes", asegura Hoyos.

Este tipo de reanimadores no son nuevos pero sí muy costosos: 9 mil euros (27 millones de pesos).

Según la estudiante de 21 años, su estudio de mercado les dice que ellos pueden desarrollarlo en 4 millones de pesos.

Incubadora hecha en el país

La unión de estudiantes e investigadores de Ingeniería de Diseño de Eafit, alumnos de la Pontifica Bolivariana, empresarios y el Centro Tecnológico de Antioquia podría generar una solución para que hospitales de bajos recursos atiendan a prematuros.

Diseñaron una incubadora abierta que integra la fototerapia y el calor radiante.

"Normalmente las empresas farmacéuticas ofrecen los equipos en comodato a cambio de que les compren un volumen de medicamentos alto, pero centros hospitalarios de estrato 1 y 2 no tienen cómo hacer esas compras", explica el profesor Santiago Correa, coordinador del equipo. Junto a él trabajaron los investigadores José F. Martínez, Sara Correal y Alejandra Calle, y los estudiantes María Fernanda Suescún, Santiago Gómez y Santiago Ruíz.

Una incubadora abierta puede costar hasta 20 millones de pesos pero el prototipo de estos investigadores podría valer entre 4 y 5 millones.

La incubadora abierta ya es un modelo funcional, pero falta que la Food and Drug Administration (FDA) de E.U. les haga una convalidación clínica para usarla.

Neveras para vacunas

En la realidad médica del país, la mayoría de las vacunas que deben llegar a a zonas rurales o lugares poco accesibles son transportadas en neveras de icopor, perjudicando su conservación.

La solución vale hasta 400 dólares (casi 900 mil pesos) en el exterior, pero con ese costo muchos piensan que o se compran las medicinas o se paga el traslado de los médicos o se compran neveras que conserven mejor la cadena de frío. Nunca todas a la vez.

Pero cuatro muchachos de apenas 23 años tienen una idea que costaría apenas 250 mil pesos. Para una clase de la universidad, Andrea Medina, Carolina Álvarez, Carolina Arbeláez, Manuela Tobón y Catalina Gómez desarrollaron 'Vitro', una nevera criolla para transportar vacunas que conserva la temperatura interior.

"A diferencia de los termos que se usan en la mayoría de los centros de salud de Medellín, el nuestro tiene mayor capacidad de almacenamiento en relación con su tamaño, la vida fría es más larga por el diseño y los componentes internos. Tiene un termómetro que informa la temperatura y lo podemos hacer aquí", dice Catalina Gómez, estudiante de octavo semestre.

La nevera, en forma de termo, tiene contenedores de acero inoxidable, además de espacios de fibra de vidrio que permiten que fluya el frío.

Camilla de rescates

Una camilla que puede subir y bajar por la misma escalera que usan los bomberos para rescatar pacientes de edificios en llamas, fue lo que propusieron Sergio Acevedo, Esteban Maya y Oscar Durán, de octavo semestre de Ingeniería de Diseño de Eafit.

"Es una camilla con chasis y seis poleas que se monta como si fuera un riel sobre la escalera de los bomberos y por ahí mismo bajan el paciente, haciendo que el rescate pueda ser en menor tiempo", explica Maya.

Los bomberos de Medellín, con quienes hicieron la investigación, les manifestaron que una de las dificultades que enfrentan a la hora de un rescate es transportar a las víctimas.

Usualmente, deben bajar a los heridos por las escaleras internas de los edificios en llamas y se enfrentan al peso de las personas que cargan o a la curvatura y estrechez de las escalas.

La camilla se hace con un proceso llamado rotomoldeo y, según los estudiantes, sirve también para rescates acuáticos y aéreos. En el agua, gracias al material parecido al de los kayak, la camilla puede flotar, y en el aire simplemente le añaden cuerdas.

Este semestre, los estudiantes piensan agregarle unos frenos especiales que hagan mucho más segura la camilla y avanzarán en conversaciones con una empresa para fabricar las camillas.

REDACCIÓN VIDA DE HOY
*ESCUCHE EN ELTIEMPO.COM A LOS JÓVENES INVESTIGADORES.