Matar al mensajero
Abril 01 de 2009
El médico y
epidemiólogo de la violencia habla sobre por qué no cuadran las cifras.
Por Rodrigo
Guerrero
Durante los
últimos años en Bogotá se han venido excluyendo de la lista de homicidios
varios cientos de casos que mostraban claras señales de violencia, como
impactos de armas de fuego y puñaladas, supuestamente por incapacidad de
decidir si eran homicidios o actos no intencionales. Gracias a este subterfugio
Bogotá muestra una situación mejor de la real.
Clasificar
las muertes violentas en las cuales es clara la intención pero no existe
certeza plena, como muertes de naturaleza indeterminada, es un socorrido
mecanismo para mostrar mejores resultados. Siete tiros en la espalda, por
ejemplo, difícilmente pueden ser producto de un accidente o una muerte por
varias cuchilladas es poco probable que sea un suicidio.
Cali
puede ufanarse de ser la única ciudad colombiana en tener un registro completo
de homicidios, suicidios y muertes por lesiones de tránsito desde enero de
1993. Cada martes se reúne personal de la Policía, Fiscalía, Medicina Legal,
Tránsito, y del Centro de Investigación en Salud y Violencia de la Universidad
del Valle, Cisalva. Cotejan la información, suprimen
duplicaciones, corrigen omisiones, verifican en casos de duda, y llegan a un
registro completo y depurado. La participación de instituciones independientes,
asegura que en el afán de mostrar resultados, no se maquillen las cifras.
Hace
un tiempo, en otra administración, Cisalva recordó
que Cali ocupaba el primer lugar en homicidios en Colombia, y el Secretario de
Gobierno de ese entonces decidió excluirla “por motivos de reorganización”.
Posteriormente recapacitó y la invitó de nuevo.
Al
analizar los resultados de 2008, Cisalva observó que
si bien al final del año había una disminución en los homicidios, pequeña pero
importante por cuanto Bogotá y Medellín habían aumentado, ésta se debía al
efecto del primer semestre del 2008, ya que en los últimos seis meses se habían
registrado mas homicidios que en el año anterior.
Este
comentario, cierto por lo demás y que era una grave advertencia, tuvo como
respuesta de la Alcaldía la exclusión de Cisalva del
comité.
En lo
que va transcurrido del año, los datos de la Policía muestran una pequeña
reducción de homicidios, pero el análisis de Cisalva,
muestra un alarmante incremento del 27%. Sucede que los informes de la Policía
son del Área Metropolitana –que incluye municipios vecinos como Yumbo, Jamundí y Candelaria y los de Cisalva
son solo del municipio de Cali. Gracias a que una entidad independiente hace el
análisis pudimos darnos cuenta de la preocupante situación de Cali.
Cisalva, es un organismo técnico asesor de la
Organización Mundial de la Salud, que goza de gran reconocimiento nacional e
internacional y que, entre otros, acaba de recibir el prestigioso Premio Carso,
como Institución de Excelencia.
Ninguna
razón es válida para excluir a Cisalva de un comité
que ayudó a formar y al cual ha pertenecido por cerca de 15 años. En vez de
ocultar la realidad o de ‘matar al mensajero’ de las malas noticias, es mejor
preocuparse por el control de la violencia que parece desbordada en la ciudad.