La
inadecuada extracción de leche materna puede generar una molesta enfermedad
llamada mastitis
Esta se caracteriza por la inflamación del tejido
mamario y que la mayoría de las veces está relacionada con el proceso de
amamantamiento.
Fiebre,
dolor, sensación de calor, enrojecimiento y endurecimiento de los senos son
señales inequívocas de mastitis.
Un
germen que existe en la piel cercana al pezón y a la areola y que, a través de
fisuras presentes en el área, ingresa a los conductos o canalículos dilatados
por la lactancia es el causante de esta condición. Las fisuras suelen ser
resultado de la continua succión del bebé, que en ocasiones puede morder el
pezón y aumentar el riesgo de sangrado.
Cuando
la leche materna no se extrae de manera adecuada, se produce una inflamación
que puede terminar en un proceso infeccioso e incluso en un absceso mamario
–presencia de pus– que requiere drenaje, a veces quirúrgico.
La
formación del absceso se presenta cuando a la mujer le cuesta trabajo seguir amamantando
a su bebé por el dolor y endurecimiento del seno, lo que favorece la
acumulación de la leche y esta, al estancarse, puede provocar un proceso
infeccioso difícil de controlar.
En
casos específicos, la mastitis puede presentarse en ambos senos, pero es más
común que sea en uno solo.
De un 10 a un 15 por ciento de las mujeres que amamantan puede desarrollar
mastitis relacionada con la lactancia. Esta se presenta en los primeros tres
meses posteriores al parto; en ocasiones, en la primera semana.
Medidas
preventivas
Existen factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad benigna como
mastitis después de un embarazo previo, grietas o llagas en el pezón, técnicas
inadecuadas de alimentación (utilizar solo una postura para amamantar al bebé)
o usar un brassier demasiado ceñido que llegue a
obstruir el flujo de leche.
Al
amamantar a su pequeño, la mamá debe procurar que este desocupe por completo
sus senos. Saltarse una toma puede favorecer su congestión –estos se
endurecen–; por eso, es importante mantener la rutina, acorde con las
necesidades del infante.
En caso de que los senos se congestionen, son útiles los paños de agua tibia
para distensionar la piel del seno –hacerlo durante
cinco minutos–.
Normalmente,
la mujer produce leche a partir de la succión continua del infante. Sin
embargo, cuando no puede amamantar a su hijo, debe sacarse la leche con
un extractor para evitar que esta se acumule. Es recomendable que se la saque
cada dos o tres horas; así mantiene el estímulo de succión y favorece la
liberación de oxitocina y prolactina, hormonas
encargadas del proceso.
Esta
rutina le permitirá, en la práctica, lograr que paulatinamente salga mayor
cantidad de leche hasta el punto de tener una reserva.
Asimismo, es recomendable limpiar el pezón con leche materna después de cada
toma. Otra precaución: utilizar algún tipo de protector que evite el contacto
directo del pezón con el brassier.
Otros
tipos de mastitis
Además de aquellas relacionadas con la lactancia, existen otras que se
presentan cuando existe una enfermedad benigna en los conductos galactóforos de la mama (transportan la leche desde los
lóbulos mamarios al pezón), que hace que se dilaten.
Es frecuente en pacientes fumadoras y se manifiesta, generalmente, por abscesos
o fístulas que se producen alrededor de la areola. Esto se contrarresta con
calor local y antibióticos.
Otras
mastitis se presentan en mujeres de cualquier edad y no están relacionadas con
lactancia. Las causas no son muy claras y se aduce que están relacionadas con
la tuberculosis o la sarcoidisis. En este caso, es
importante hacer un diagnóstico diferencial con cáncer (se realizan biopsias),
pues esta clase de mastitis se puede confundir con dicha enfermedad. Sus
síntomas son enrojecimiento del seno, inflamación y secreciones por el pezón.
Cómo
alimentarlo
El recién nacido debe succionar un seno hasta desocuparlo por completo,
permitiéndole que se alimente de la porción grasa que va al final de cada
mamada.
Otros
consejos:
✽Se debe colocar cada
tres a cuatro horas por espacios cortos. Luego de 24 horas y durante el tiempo
de lactancia exclusiva, la alimentación debe ser a libre demanda, es decir,
cada vez que el bebé lo solicite.
✽La mejor posición
para alimentarlo es aquella con la que la mujer se sienta más cómoda. Sin embargo,
existen algunas recomendaciones: la cabeza del bebé debe estar en el pliegue
del codo del brazo de la mamá, el brazo del bebé atrás (abrazando), la mano de
ella debe sostener las nalgas del pequeño y el abdomen de ambos debe estar en
contacto, ombligo con ombligo.
✽Un 'buen agarre' del
pezón garantiza el 80 por ciento del éxito de lactancia. Necesita de una boca
completamente abierta y que la punta del pezón toque el paladar blando del bebé
(la parte más posterior del paladar). Los labios del niño deben abarcar toda la
areola.
Tratamiento
A
partir del diagnóstico se inicia tratamiento con antibióticos que dura, en
promedio, de 7 a 10 días. De igual forma, se aplican compresas de calor en el
área inflamada. La mujer debe intentar sacar la leche del seno afectado, hasta
vaciarlo por completo, pero amamantar al bebé por el seno contrario.
Es clave, igualmente, que aumente el consumo de líquidos. La mayoría de
mastitis agudas se resuelven con medidas locales y antibióticos; un porcentaje
no mayor al 10 por ciento puede terminar en un absceso mamario.
Por
Andrea Linares G.
Redactora
ABC del bebé