Una
madre le transmite sus emociones al bebé desde que concibe hasta el periodo de
lactancia
23 Jun
El
ambiente en el que se desarrollen los nueve meses de gestación es clave para el
desarrollo emocional y social del pequeño.
¿Quién
es la persona más importante en su vida?, es la pregunta que les hace Clara
Sandoval, pediatra bioenergética, a las mamás de sus pequeños pacientes cuando
llegan a consulta. En el 90 por ciento de los casos la respuesta es: “Mis
hijos, mi mamá, mi esposo”. “Nadie puede ser más importante que uno mismo
–señala la experta–, porque los hijos no podrán ser felices si tienen una mamá
depresiva y llena de angustia”.
Desde
que la mujer está embarazada, debe procurarse un ambiente en el que disfrute de
su estado, debido a que todas las emociones que se generan en ella influyen
directamente en el bebé en formación. Cuando llegan a consulta con los
pediatras o sicólogos, los niños son de difícil manejo, rebeldes, con problemas
de atención, hiperactividad o, incluso, deprimidos. Y, según la experta, muchas
de estas alteraciones de conducta radican en las emociones que sintió la madre
cuando se enteró del embarazo, durante los nueve meses o la lactancia. “Está
científicamente comprobado que a los tres meses de gestación un niño está
conectado con las emociones de su mamá”. Lo que ella siente y le transmite a su
hijo será determinante en la infancia, la adolescencia y la adultez del
pequeño.
Un
ambiente tranquilo
Sin embargo, tener un ambiente tranquilo es más sencillo decirlo que hacerlo.
Incluso, intentar garantizarlo también puede ser motivo de ansiedad. De acuerdo
con la experta, quienes rodean a la embarazada juegan un papel fundamental,
debido a que es importante sentirse protegidas, ayudadas y cuidadas. “He
conocido parejas con pocos recursos económicos que han criado a grandes seres
humanos, pero también familias adineradas que no tienen tiempo para ver a sus
hijos”, dice la pediatra bioenergética Clara Sandoval.
La
intranquilidad la manifiestan los niños generalmente con alteraciones en el
sueño o llanto incontrolado. Según el pediatra Víctor García, jefe de
neonatología del Hospital La Samaritana, cuando un recién nacido llora con
desesperación deben atenderse varios factores, que determinen su bienestar: si
ha comido, si se sacaron los gases, si tiene sueño, demasiado calor o frío.
Pero si el llanto continúa, es pertinente visitar al pediatra, quien descartará
molestias que pueda sufrir el bebé; pocas veces se pensará en una causa
emocional, dice el experto. Según la doctora Sandoval, cuando se han desechado
las razones orgánicas se debe buscar en las emociones.
Puede
suceder, por ejemplo, que solo lloran con impaciencia en las noches o incluso
en brazos de la mamá, pero se calman cuando los alza otra persona. “Es muy
posible que la madre tenga sentimientos de angustia, que es necesario tratar
con terapia”, dice Sandoval.
Durante
la lactancia
Cuando una madre da de comer a su hijo, el contacto los une, no siendo así a
través de un tetero. “La piel es un órgano vivo que transmite una serie de
sensaciones en las que el niño huele a su mamá, la siente, la saborea”, dice la
pediatra. “Un tetero no tiene la potestad de hacer sentir lo que produce el
seno”, agrega.
El momento de la lactancia debe ser único y especial, para garantizar el
bienestar de madre e hijo.
Tenga
en cuenta
Cuando vayan a lactar, las madres deben dejar los problemas fuera de la
habitación, poner música a gusto, con volumen suave, en un ambiente tranquilo y
en una silla cómoda; por ejemplo, una mecedora que no lesione la espalda,
porque es un momento de conexión entre madre e hijo, que incluso, después de
alimentarlo, le ayudará a estar mucho más tranquila y, por qué no, a ser más
productiva en sus tareas. El apoyo del papá les permitirá a ellas descargarse
de preocupaciones en la atención del bebé y del hogar.
Por
Edna Juliana Rojas H.
Redactora
ABC del bebé