No todo mal olor es culpa del sudor/ Le tengo el remedio

Por Carlos F. Fernández, asesor médico de EL TIEMPO.

Sin ánimo de armar polémica quiero comentarles que el sudor del cuerpo no huele a nada, y que son las bacterias que conviven en las áreas que transpiran las que producen mal olor. Son estas, insisto, las responsables de que la gente nos mire con ojos  rayados. Si usted siente que padece del popular golpe de ala, lea lo siguiente.

Aprenda. El sudor es producido por dos tipos de glándulas: las ecrinas y las apocrinas. La función del sudor ecrino es bajar la temperatura y producirlo de manera uniforme en todo el cuerpo, cuando esta se eleva. Este no produce olor. El apocrino es una  transpiración que contiene grasas y proteínas que se produce en las axilas, en la ingle, en las manos y en los pies. Este tampoco huele mal.

¿Por qué huele? Algunas bacterias del cuerpo se alimentan del sudor apocrino, y en ese proceso degradan la grasa y las proteínas que, en esencia, es lo que produce el mal olor.

No es igual para todos. Algunas personas transpiran más por el estrés, por la actividad física o porque tienen una enfermedad llamada hiperhidrosis. Eso hace que sean más propensos a oler más. Un datico: los niños no tienen sudor apocrino; este empieza a  producirse en la pubertad, cuando se aumentan los niveles de testosterona. Por eso los hombres también huelen más.

Agüita. La base del tratamiento contra el mal olor es bañarse con jabón y restregarse a diario y, si es necesario, más de una vez al día. Es importante secarse bien. Eso de culpar del mal olor a las bacterias es una bobada.

Comida. Consumir ciertos alimentos como ajo, comino o curry que, al parecer, también se eliminan por la transpiración, hacen que el problema empeore. Así que elimínelos o reduzca su uso. También se dice que el déficit de zinc (una dieta equilibrada lo  contiene) o el exceso de café pueden aumentar el problema, pues hacen que el cuerpo sude más.

Enfermedades. Algunos males alteran el olor del cuerpo, como la diabetes, que produce un ligero aroma a acetona; el de las personas con problemas hepáticos tiende a ser parecido a la acetona.

Cámbiese. De nada sirve que se bañen si se ponen la misma ropa. Aunque por cuenta de la crisis el palo no está para cucharas, lo recomendable es cambiarse a diario la ropa interior y las medias. Eso sí, si se la quita es para lavarla.

Desodorantes. Si no se baña estos solamente le enmascaran el olor. Si los compra, prefiera los que sean ricos en zinc o aluminio. Pero insisto en que lo mejor es el agüita y el jabón.

Beba. Tomar mucho líquido mantiene activas las glándulas ecrinas, lo que diluye la transpiración apocrina. Esto ayuda a reducir el mal olor. Ojo: es agüita no traguito.

Infecciones. Algunos malos olores pueden deberse a sobreinfecciones por hongos, esto ocurre en los pies y en algunos pliegues naturales. Déjele eso al médico.

Por último. Mantenga una dieta equilibrada, elimine las bebidas colas y el chocolate, pruebe aplicarse ácido bórico después del baño, eso evita que las bacterias crezcan rápido. No se automedique. Y si el caso es tan severo que ya su pareja cambió de  casa, consulte con el médico.