Libro de contabilidad para
invidentes crearon universitarios de Pereira
Harol Valencia (izquierda) y
Martín García desarrollaron el texto tipo braille en un software llamado Jaws, el cual transformó la información que digitaban, para
enviarla a la impresora con un nuevo formato.
De
un proyecto de grado se originó primera cartilla básica en braille, compuesta
por 252 páginas. Los autores la consideran una herramienta para profesionales
con esas limitaciones.
"Los
textos primero me los leen en voz alta, los grabo y luego los paso al sistema
braille". Esto es lo que la economista Aída María Duque hace, desde cuatro
años, para dictar sus clases como profesora de contabilidad, debido a su
limitación visual y a la falta de libros especiales para personas con ceguera.
Pero,
gracias a la iniciativa de dos estudiantes de la Universidad Cooperativa,
egresados de la Facultad de Contaduría Pública de Pereira, hoy un público, como
sus 40 alumnos, tienen la oportunidad y facilidad de contar con la primera
cartilla de contabilidad básica en sistema braille.
Los
autores son Harol Valencia (de 26 años) y de Martín
García (de 29), quienes ven este aporte como una esencial herramienta
profesional, pues la meta era crear un texto en donde estuvieran los temas
básicos y generales, tratados dentro de la contabilidad, pero que estuviera al
alcance de personas con este tipo de dificultad.
"No
sabíamos cómo operaba el sistema braille, por eso indagamos y buscamos ayuda de
expertos que laboran con personas que presentan este tipo de limitación",
dice García.
Lograron
el contacto y orientación de Socorro González, licenciada en educación y
tiflóloga, quien desde hace 32 años trabaja con personas ciegas y, desde hace
tres, con el colegio Pablo Emilio Cardona, coordinando la enseñanza de 16 niños
ciegos que se educan esta institución. Allí se encuentra, además, la única
impresora para sistema braille en el Eje Cafetero, cuyo costo es de 12 millones
de pesos.
Durante
más de medio año, antes de comenzar el proyecto en firme, los autores se
encargaron de transcribir conceptos básicos que necesitaban para la elaboración
del libro. Por eso, en 252 páginas, de un texto de 35 centímetros de alto y
menos de 30 de ancho, aparecen consignados todos los elementos en materia de
contabilidad. Y sobre el sistema en braille se encuentra escrita la misma
información.
No
quieren que se archive
Aunque
Harol y Martín no tienen ningún familiar o amigo
ciego, decidieron hacer esta investigación pensando que, desde los colegios, se
debía motivar a los alumnos que deseen seguir la contaduría como profesión, o a
los mismos contadores que lleguen a perder el sentido de la visión.
"Esto
lo hacemos como respuesta a una responsabilidad que debe tener cada
profesional. Nuestra idea no era simplemente graduarnos, sino desarrollar un
trabajo con una aplicabilidad y funcionalidad de impacto social. Además de
darle la difusión necesaria, para que no quedara archivado, como sucede con
otras investigaciones, en las bibliotecas de la universidades" comenta Harol.
Primero
propusieron el tema a la decanatura del plantel
educativo, de la que recibieron el aval y viabilidad del trabajo. Y,
posteriormente, emprendieron su ejecución desde agosto de 2008 hasta abril de
2009, tiempo en el que decidieron presentarlo en el marco de la feria del libro
de la universidad.
"Es
una propuesta importante que comenzamos desde que estábamos en el colegio,
específicamente cuando cursábamos el grado 11, época en la que impulsamos a los
estudiantes - con este tipo de limitantes - para que se interesaran en seguir
una carrera", dice Socorro González.
Por
su parte, María Duque sigue con sus clases de contabilidad para sus 40 alumnos
invidentes, entre ellos Mauricio Quiceno (de 23
años), quienes expresa que ahora asiste a las cátedras pensando que más
adelante podrá seguir la carrera de Contaduría, gracias a que ya se le tiene en
cuenta.
Mauricio,
quien es invidente de nacimiento, realizó en el Sena un curso de operaciones
contables y, a los cuatro meses, le permitieron ampliar su gusto por la
contabilidad.
PEREIRA