Conozca
cómo y cuándo se debe inducir el trabajo de parto
Este comienza cuando la gestante presenta
contracciones uterinas cada tres minutos, con una intensidad de moderada a
severa y una duración de 30 segundos, en promedio.
“La mujer experimenta un malestar semejante al cólico,
dolor de espalda y endurecimiento del abdomen. También hay expulsión de moco
cervical”, señala el ginecólogo Luis Alberto Cáceres.
Esto, generalmente, ocurre de forma espontánea. Sin
embargo, cuando la paciente llega a la semana 41 de gestación y no ha iniciado
trabajo de parto, el médico lo induce.
“Después de la semana 41 se habla de un bebé posmaduro. A este niño, en general, le hace falta oxígeno y
por esta carencia deja de orinar”, afirma la ginecoobstetra
Giuliana Puccini.
Existen otras situaciones que, usualmente, son una
indicación para inducir el parto: enfermedad de la gestante que ponga en
peligro su vida o la del bebé (por ejemplo, hipertensión arterial preexistente,
preeclampsia, lupus), líquido amniótico escaso o
turbio o un bebé que no está creciendo debidamente.
“La inducción se realiza, casi siempre, entre las semanas
38 y 40, nunca antes de la 37; sin embargo, hacerla antes de tiempo requiere
que el bienestar del bebé esté muy comprometido”, explica la doctora Puccini.
¿Cómo
se induce?
Cuando el cuello uterino no está maduro, es decir, se encuentra cerrado y
largo, se administra a la paciente postraglandina.
Esto hace que el cuello se ablande y, así, el útero comienza a contraerse;
luego, de forma progresiva, el cuello –que tiene forma de cilindro– se acorta
hasta borrarse y, posteriormente, comienza a dilatarse.
“Si el cuello uterino ya está blando, se administra
directamente oxitocina con un goteo progresivo hasta
que la gestante tenga de tres a cuatro contracciones, de buena intensidad, en
un lapso de 10 minutos”, dice Puccini.
En el proceso de inducción –explica–, el médico debe
estar cerca para controlar el trabajo de parto, porque una de las
complicaciones de la inducción es que el nivel de oxitocina
administrado sea mayor al requerido en algunas pacientes y puedan presentar de
cinco a seis contracciones en 10 minutos (polisistolia).
“Esto produce desaceleración cardiaca fetal”, afirma la ginecoobstetra.
De ser así, se disminuye la cantidad de medicamento o se
frena su administración, según el caso.
La desaceleración cardiaca fetal también puede ocurrir
por la aplicación de analgesia peridural, al producir
baja de tensión en la mujer.
Con la inducción, se espera que el cuello dilate 1
centímetro por hora.
¿Puede
no dilatar? ¿Qué pasa?
Cuando un bebé está muy grande respecto al tamaño de la pelvis de la mujer, su
cabeza no está en posición ideal para pasar por el canal del parto o viene con
circulares de cordón umbilical en el cuello la dilatación puede detenerse,
según explica el ginecólogo Luis Alberto Cáceres.
De estancarse la dilatación, la inducción se considera
fallida y el médico decidiría efectuar una cesárea.