Indisciplina reduce hasta la mitad el tiempo real de clase, afirma estudio realizado en 23 países

Los primeros cinco o diez minutos de cada clase (que dura 40 minutos) se van en organizar el salón y lograr el silencio de los alumnos.

Es ya la costumbre en las clases de inglés que dicta Alcira Velandia en su colegio de Tunja (Boyacá). Y parece ser una constante en los centros educativos del mundo.

De acuerdo con un estudio realizado entre 90 mil maestros y directivos de 23 países, en cada clase se pierde entre el 13 y el 20 por ciento del tiempo en corregir el mal comportamiento de los estudiantes o en tareas administrativas.

En algunos casos el porcentaje llega incluso al 50 por ciento, según Andreas Schleicher, jefe de la división de indicadores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), que realizó la investigación.

"El tiempo para la enseñanza (en el aula) no se utiliza siempre de forma tan efectiva como imaginaríamos", aunque "los profesores están altamente dispuestos a cambiar y comprometidos" con una enseñanza más efectiva, indicó.

Baja preparación afecta calidad

El Estudio Internacional de Enseñanza y Aprendizaje (Talis) habla, además, del ausentismo y la falta de preparación pedagógica de los maestros como frenos importantes a la calidad de la educación, según reveló Ángel Gurría, secretario general de la Ocde.

Los resultados indican que a la mayoría de los docentes les gustaría haber recibido más formación profesional en el último año y medio y que el principal problema para hacerlo es el conflicto con sus horarios y la falta de tiempo.

En total, más de un tercio de los profesores trabaja en escuelas con escasez de maestros calificados, un problema al que se suman la falta de equipo adecuado para la instrucción y de apoyos a los docentes.

Y aunque Colombia no hizo parte de la investigación, la situación aquí es similar.

Un análisis de la condición docente realizado el año pasado en la Universidad Nacional determinó que la falta de dinero y la necesidad de encontrar varios trabajos reducen la posibilidad de los maestros para capacitarse.

Algunos, como Alcira Velandia, lo hacen de manera autónoma. "Me gusta lo que hago y por eso me esfuerzo y me actualizo", señala al advertir que no sucede así con todos sus compañeros del gremio.

Porque, justamente, la motivación por su labor es otro factor determinante.

Orgullosos de su profesión

El estudio de la Ocde revela que los maestros de países como Austria y Noruega consideran importante su oficio, mientras que en Corea del Sur y Hungría son más escépticos en relación con su eficacia.

En Colombia, en general, "los profesores se sienten orgullosos de lo que hacen y luchan por mejorar la educación. Hay una buena conciencia del maestro", señala José Fernando Ocampo, ex dirigente de la Federación Colombiana de Educadores (Fecode).

Aunque, si lo hacen "no es por el salario", indica por su parte Velandia, para quien la retribución económica que reciben los maestros en el país no es justa en relación con el esfuerzo.

El estudio revela también que, en términos globales, predomina aún la educación "tradicional" frente a "métodos más modernos y efectivos".

"Los maestros necesitan aprender mejores prácticas y estar motivados para hacer las adecuaciones necesarias" en los procesos de instrucción, dijo Gurría.

Y en ese sentido, Velandia es un buen ejemplo. Ella ha aprendido a hacer de la tecnología y de los medios de comunicación, sus aliados en clase.

Así, por ejemplo, aprovecha el karaoke, los videos musicales y el celular para dictar sus clases de inglés. Y ha tenido mucho éxito.