Conflictos de identidad,
lío de los ‘niños’ en la U
Agosto 09 de 2009
A
clase. Laura Rodríguez, de 15 años, Gerardo Ruiz, de 15, y Daniela Espinoza, de 14, son desde hace dos semanas estudiantes
universitarios. Bernardo Peña
Adaptabilidad, el problema que más enfrentan universitarios de 14 y 15 años.
Laura Vannesa Rodríguez tiene 15 años y una semana en la universidad.
A pesar de no tener ni rostro ni cuerpo de niña, la joven tuvo que mostrar su
tarjeta de identidad al profesor de inglés porque no le creyó cuando le dijo la
edad. Tras el hecho, el profesor sólo le quedó darle la bienvenida y a la
estudiante ofrecerle una sonrisa.
“Cuando
comenzamos a presentarnos, el profesor me preguntó la edad. Yo le dije que
tenía 14, pero no me creyó. Los estudiantes se preguntaban asombrados hasta
cuando mostré mi documento”, recuerda Laura, quien estudia primer semestre de
ingeniería industrial en la Universidad Icesi.
Laura
sólo es una de los muchos estudiantes que este año se iniciaron en la educación
superior y que en el mundo académico son conocidos como
‘universitarios–adolescentes’, aquellos alumnos que no superan la mayoría de
edad y que están en el rango de entre los 14 y 16 años.
Universidad
Icesi, por ejemplo, asegura que todos los estudiantes
que se matricularon este semestre ninguno sobrepasaba
los 16 años.
Según
los últimos datos del Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las
Instituciones de Educación Superior, Spadies, el 80%
de los estudiantes universitarios están entre los 16 y 20 años. Curiosamente,
los estudiantes que reportan mayor dificultad académica se ubican en esa misma
edad.
Deserción
y adaptabilidad
Gerardo
Ruiz Villa, de 15 años y estudiante de ingeniería industrial, asegura que a
veces no se siente acorde con las personas que lo rodean. “Me siento, en
ocasiones, ‘añadido’ en un salón de clases. También me siento menos que otros o
confundido con personas que no conozco a mi alrededor”.
La
coordinadora del área de Desarrollo Social de la Universidad Autónoma de
Occidente, Gladys Virginia Rebellón,
asegura que la edad, hasta ahora, no parece un factor determinante en el éxito
o fracaso de un estudiante en la universidad.
“Tal
vez lo más grave es el proceso adaptativo puesto que
muchos no han resuelto todavía situaciones y conflictos propios de la
adolescencia. Esto podría dificultar cuando encaren el mundo juvenil, que incluye
otros tipos de responsabilidades. Si no se resuelven esas inconveniencias será
difícil que se adapten”, sostiene Rebellón.
Una
docente de la Autónoma que recibe a ‘primíparos’ y que prefirió omitir su
nombre, asegura que los jóvenes llegan a la universidad tan mal
preparados y desubicados que terminan desertando.
“He
visto que tienen conflictos de identidad, no tienen acompañamiento familiar,
creen que aún siguen en el colegio y eso los condena a que se equivoquen”,
añade la pedagoga.
Para
Daniela Espinoza, de 14 años y estudiante de
contaduría pública y finanzas internacionales de Icesi,
el inconveniente es que “por ser tan joven puedo pasar por ‘sabelotodo’ y eso
terminaría alejándome de todos”.
María
Helena Sarmiento, ex docente universitaria, asegura que los jóvenes
universitarios pasaron de ser rebeldes y soñadores como eran en los años 90 a
niños e inmaduros en este nuevo siglo. “Antes al menos llegaban con recorrido y
viejos, pero ahora son niños que quieren ser grandes”.
Por
su parte, Amparo Beltrán, directora de Promoción Académica de la Universidad Icesi, sostiene que “existe el riesgo que se cansen o se
equivoquen, pero lo más grave es que si no hay identificación el riesgo es
peor”.
Hay
que acompañarlos
La
Universidad Autónoma, por ejemplo, tiene un programa de acompañamiento con
padres donde dan a conocer la dinámica universitaria. Entre tanto, Icesi, lo que hace son procesos de selección rigurosos en
los que evalúa al candidato para saber si puede o no con el mundo académico. Otra
que hace seguimiento es la Universidad San Buenaventura.
Sin
embargo, muchos estudiantes ven como una gran posibilidad entrar joven a la
‘U’. Laura hace cuentas: “Saldría de 20 años, podría realizar mi maestría y
antes de los 30 lograría tener otra carrera”. Gerardo dice que el mundo está
tan competido que no hay tiempo que perder para prepararse, y qué mejor cuando
se es joven.
Beltrán
concluye que la juventud no debe ser un impedimento porque están expuestos a
tanta información que están hechos para grandes retos que son capaces de
cumplir. “¿Tener jóvenes de 12 ó 13 años en la universidad? Serían seres
superdotados, y estos de hoy son jóvenes comunes y corrientes”.
Todos
a estudiar a los 17 años
El
Sistema de Prevención y Análisis de la Deserción en las Instituciones de
Educación Superior, Spadies, sostiene en su último
estudio que el promedio de edad de los jóvenes universitarios es de 17 años. De
estos, el 50,7% son hombres, mientras a las carreras que más se inscriben son
ingeniería, arquitectura, urbanismo y afines. En cuanto a las características
socioeconómicas, el 32% proviene de familias de dos salarios mínimos.