Hiperactividad, Un Mal Incomprendido

“Todo era una pesadilla para mí… las malas notas, no me sabía las tablas, al leer siempre me equivocaba y todos los niños se burlaban de mí.

Al acostarme era un suplicio, ‘que si ya hizo las tareas’, ‘que si ya dejó todo listo’, ‘que por qué me miente’, ‘que usted solo se la pasa frente a una pantalla viendo televisión o con los videojuegos, que se los voy a quitar, a prohibir, a botar, a decomisar’, me decían siempre mis papás”, recuerda José Sebastián, un joven que desde niño se convenció de que era tonto, por palabras de los adultos como “inepto, bruto e ignorante”.

Siempre tuvo problemas en el colegio y un comportamiento que lo rotulaba como ‘insoportable’.

Hoy se sabe que sufre del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que le daba esas características por las que fue reprochado. “A estos niños les va mal a causa de que no tienen la suficiente atención y no deberían ser castigados, porque a ningún padre se le ocurriría regañar a su hijo cojo porque cojea, ni menos pegarle a un hijo con leucemia por que sangra, o con tuberculosis por toser”, dice la siquiatra infantil que atendió a José Sebastián.

Demora en el diagnóstico Expertos de la Asociación de Niños con Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención de España aseguran que los niños con TDAH no son diagnosticados a tiempo y, por eso, antes de recibir un tratamiento son condenados al fracaso, porque en el colegio los maestros desconocen en qué lugar de la clase debe sentarse un hiperactivo, qué tiempo debe contar para un examen o cómo captar su atención.

“Los niños llegan a mi consultorio con una historia larga de citas médicas, en donde no han estado bien orientados. Así como es difícil diagnosticarlos, hay sobrediagnóstico”, dice Ximena Quintero, neurosicóloga de Inea (Instituto de Neurociencias Aplicadas).

El siquiatra infantil Álvaro Franco explica que el trastorno puede ser leve, moderado y severo y de acuerdo con la intensidad depende el tratamiento.

Cuando es diagnosticado a tiempo (desde los 6 años de edad), generalmente se realizan terapias ocupacionales para que desarrolle la coordinación motora y habilidades manuales, siquiatría y sicología, especialmente para ayudar a la familia a entender y manejar el trastorno. Pueden hacerse análisis más a profundidad de neurosicología, neuropediatría y siquiatría infantil para determinar las áreas más deficientes: lectoescritura, problemas de memoria o problemas comportamentales.

¿A qué especialistas acudir? El siquiatra infantil Álvaro Franco asegura que el papel de los maestros es fundamental, porque son ellos quienes dan las primeras señales de alarma.

Generalmente, el sicólogo escolar es el primer especialista que lo atiende y debe remitirlo a un sicólogo infantil que tenga las herramientas para dar un tratamiento adecuado. “En el área de la medicina puede acudirse a neurología infantil o siquiatría infantil. En el área de la sicología se puede acudir a sicología educativa o sicología clínica. También los pueden tratar en terapia ocupacional, del lenguaje o fisioterapia”. Lo importante es que los niños reciban un tratamiento integral a tiempo.

- INDICADORES DEL TRASTORNO La neurosicóloga Ximena Quintero asegura que se debe diferenciar entre un niño hiperactivo y uno con sobreactividad. A partir de los 6 años se puede empezar a diagnosticar el trastorno; padres y maestros deben percibir indicadores como: * Deja a la mitad las actividades que está realizando.

* Hay hiperactividad o demasiada inatención.

* Se puede concentrar en determinadas actividades que lo motivan y llaman poderosamente su atención.

* Cuando juega no se entretiene el tiempo suficiente. Empieza con un juguete y lo deja pronto.

El siquiatra infantil Álvaro Franco añade que en el primer año de vida son de temperamento difícil, llorones, con dificultad para adaptarse al horario de sueño o de comidas. Antes de entrar al jardín no se quedan quietos, tienen problemas de coordinación motora fina, se salen de los bordes, hablan cuando no corresponde. En su forma de vestir, son sucios y descuidados.

Tienen conductas desafiantes.

‘ ‘ La primaria y el bachillerato no pueden ser un calvario para ellos, existen recursos para identificar los problemas; lo importante es que se haga tratamiento. Álvaro Franco, siquiatra infantil especialista en TDAH