El aumento del número de infectados por la gripa A en Argentina, que podría
llegar a 100.000, según admitió ayer el ministro de Salud, Juan Luis Manzur, y la confusión sobre cifras precisas de víctimas
mortales dispararon la polémica por el manejo político de la enfermedad y las
críticas contra el Gobierno.
“Desde cuando empezó a circular el virus en nuestro país (mediados de mayo)
hasta la actualidad hay unos 100.000 registros”, dijo Manzur,
en presencia de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner,
durante una visita a un hospital de Buenos Aires.De
esta cifra, “2.800 casos han sido confirmados en laboratorios”, agregó el
ministro, e insistió en que, por ahora, la influenza ha dejado 44 muertes.
Minutos después, y para sorpresa general, la Presidenta, en una improvisada
y breve rueda de prensa con su ministro (la tercera que hace durante su mandato
pues nunca convoca conferencias para hablar con los medios), llamó a la
“responsabilidad y la prudencia”, y expresó su malestar por la difusión de las
cifras facilitadas por Manzur, quien se posesionó en
el cargo a principios de esta semana.
“Las medidas se van tomando en la medida que son necesarias”, aseguró
Fernández, quien, por ahora, ha dispuesto ampliar las vacaciones en el sector
educativo y dar licencia a empleadas embarazadas y grupos de riesgo para
reducir posibilidades de contagio.
Denuncian a Néstor y a Cristina.
Las estimaciones oficiales contrastan con los cálculos de expertos y de ONG
que multiplican el zarpazo de la enfermedad y atribuyen la explosión del brote
a la falta de previsión y al mal manejo político, con el argumento de que el
Gobierno minimizó el problema antes de los comicios legislativos del domingo,
en los que perdió el oficialismo.
Para el presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud,
Jorge Yabkowski, el número de víctimas “duplica con
seguridad” a los 44 confirmados por el Gobierno. “El problema es que no hay
conducción de la epidemia en Argentina, por lo que hay muchas muertes que no
fueron comunicadas”, dijo.
En medio de la polémica, un abogado denunció ante la Justicia a Cristina
Fernández y a su esposo y antecesor, Néstor Kirchner,
por su supuesta responsabilidad en la propagación de la enfermedad y por no
postergar las elecciones. El Gobierno “ocultó la información y las
estadísticas, propagó la enfermedad y encima nos obligó a contagiarnos”, dijo
el denunciante, Alejandro Sánchez Kalbermatten.
Argentina es el tercer país con más muertes provocadas por el virus detrás
de E.U. (170) y de México (119)