Dueños de fotocopiadoras deben pagar licencias por cada máquina que tengan

Foto: Archivo / EL TIEMPO

Se estima que solo en Bogotá existen cerca de mil sitios de copiado, de los cuales solo un tres por ciento tendrían licencia.

La nueva norma busca proteger los derechos de autor dentro y fuera de las universidades. Estudiantes y dueños se quejan de la norma.

El decreto es el 1070 y salió en abril de este año, pero pocos lo conocen. Entre papeles y resmas algunos tienen un documento que ha hecho circular el Centro de Derechos Reprográficos (Cdr), sobre las licencias que deben pagar los dueños.

"Estamos en una etapa pedagógica, no pretendemos que se acaben las fotocopias, pero sí que los dueños de ellas entiendan que están reproduciendo algo que no les pertenece y que tiene unos derechos de autor", dice José Miguel Herrera, director del Cdr.

La exigencia es para las fotocopiadoras que hay en de las universidades y para las decenas que existen en los alrededores. Se estima que en la capital hay cerca de mil sitios de copiado de los cuales solo 3 por ciento tendrían licencia.

Dicen no a impuesto

Para administradores de fotocopiadoras este es solo un impuesto que va a aumentar el valor de las copias y afectará a sus empleados.

"Lo veo muy complicado porque la utilidad de una copia son 5 pesos máximo y pagando ese impuesto nos tocaría subirlas, nos preocupa mucho porque estamos cerca de universidades y por estos días baja el trabajo", dice Giovanni Sánchez, de Abc Copias, del centro de Bogotá.

Su preocupación tiene que ver con que el valor de la licencia depende de la ubicación de las fotocopiadoras y el número de máquinas. Puede estar entre 223 mil pesos a 2 millones 859 mil
pesos.

Estudiantes y autores opinan

Mientras atiende estudiantes en su centro en las afueras de la Universidad Javeriana, un bogotano, dueño de fotocopiadoras desde hace 10 años, dice que sí conoce el decreto pero asegura que si el Cdr no baja las tarifas será muy difícil que alguien lo pague.

"El gremio no está de acuerdo, pero no porque no lo quieran pagar sino porque es un impuesto muy alto. En mi caso serían como 700 mil pesos por máquina, eso es más de lo que yo pago en impuestos por mi casa cada año. Si ellos lo moderan uno lo paga y vive sin zozobra", asegura.

Paula Franco, una estudiante de derecho que saca fotocopias afuera de la universidad donde estudia, resume el problema de fondo: de un lado está el respeto a los derechos de autor y de otro las dificultades económicas de los estudiantes por los altos costos de los libros.

"Creo que las fotocopias,por ser la reproducción de las ideas de otro, tienen que tener una regulación. Los estudiantes sacamos copias de libros de gente que está viva y esa persona está dejando de recibir dividendos por sus ideas, pero también es cierto que en este país es muy caro acceder a la cultura", dice.

Según los derechos de autor, se puede usar un texto sin problema 80 años después de la muerte de su autor, pero no mientras este vivo, como ocurre en muchos casos.

Carlos Méndez, profesor de la Universidad de El Rosario y autor de 10 libros en los últimos 20 años, asegura que él es un directo perjudicado.

"Cuando un estudiante fotocopia en cualquier esquina el libro que uno escribió, se desmotiva y afecta la producción de conocimiento e ideas. El objetivo no es ganar regalías sino aportar con su conocimiento", dice el profesor, quien cree que el decreto sí puede servir para proteger en alguna medida a los autores.

Según el Cdr, la industria editorial pierde al año al menos 70 mil millones de pesos por las fotocopias.

Los administradores con los que habló este diario dicen que otra cosa es reproducir libros completos, que se considera piratería de textos.

De ese tipo de casos ya hay antecedentes, como la captura de un administrador en el 2005, a quien lo condenaron a 2 años de prisión y le sellaron su local porque tenía en su poder 1.537 ejemplares de libros de medicina y se comprobó que no sacaba copia de un solo ejemplar sino de más.

Pero mientras se da la aplicación del decreto, muchos de los administradores dicen que seguirán trabajando, aunque le temen a los sellamientos o cierres de sus negocios por no poder pagar los costos de la licencia.

Esto dice el decreto

Qué se puede fotocopiar

Hasta el 14 por ciento de un libro que se encuentre en venta al momento de realizar la copia.

Hasta el 30 por ciento de un libro que al momento de realizar la copia ya no se imprima.

Qué no se puede fotocopiar

Obras de un solo uso (libros de ejercicios, para dibujar, etc).
Cualquier material protegido para incluirlo en una publicación.
Libros completos.

REDACCIÓN VIDA DE HOY