Nuevo fármaco contra la obesidad
rebaja 7 kilos en 20 semanas, según estudio
El
fármaco de Novo Nordisk imita la acción de una hormona que suelta el intestino
delgado y que le dice al cerebro que deje de comer.
El
fármaco, llamado liraglútido, es el primero de un
nuevo tipo de agentes contra la obesidad que imitan la acción de una hormona
presente en el aparato digestivo y que reduce el hambre.
La
pérdida de peso con este medicamento fue casi tres veces superior a la de
los integrantes de un grupo de control a los que se administró un placebo y un
50 por ciento más que los que se sometieron a otro tratamiento rival muy
popular, conocido por la marca Xenical, según un
estudio publicado en la revista 'The Lancet.
Los
expertos que examinaron ese agente elogian su "gran potencial" dado
que reduce también los factores de riesgo de la diabetes del tipo 2 así como de
las enfermedades cardiovasculares.
El
problema es que el medicamente es demasiado
costos (alrededor de 550 euros para seis meses en la dosis mínima) podría
limitar su uso.
El liraglútido, fabricado por los laboratorios Novo Nordisk, recibió este año la necesaria licencia de las
autoridades sanitarias para el tratamiento de la diabetes y las pruebas
realizadas hasta ahora indican que tiene pocos efectos secundarios.
En
el último estudio participaron 564 pacientes adultos de diecinueve hospitales
europeos que tenían un índice de masa corporal superior a 30 y a los que se
sometió a una dieta diaria que contenía 500 calorías menos de las que
necesitaban, combinada con ejercicios físicos.
A
distintos grupos se les administró liraglútido en
cuatro dosis diferentes, orlistat, el tratamiento más
popular contra la obesidad, o un placebo.
Los
que recibieron la máxima dosis de liraglútido
perdieron como media 7,2 kilos en veinte semanas en comparación con los 4,1
kilos que perdieron los pacientes a los que se administró orlistat
(Xenical) y los 2,8 kilos, entre los que recibieron
el placebo.
Según
el profesor Arne Astrup,
del departamento de Nutrición Humana de la Universidad de Copenhague, que
dirigió el estudio, el fármaco en cuestión "imita la acción de una hormona
llamada GLP-1, que suelta el intestino delgado después de la ingesta de
alimentos".
"Esa
hormona le dice al cuerpo que produzca más insulina y al cerebro que deje de
comer. Es una hormona de la saciedad que produce el organismo de forma natural,
y el único problema es que se elimina por la corriente sanguínea en cuestión de
minutos", agregó Astrup.
"Los
laboratorios le han añadido una molécula que la vuelve más resistente a la
eliminación y hace que dure un día", explica el experto, según el cual los
efectos secundarios se limitan a náuseas y vómitos en algunos pacientes, algo
perfectamente controlable con sólo reducir la dosis.
El
profesor Astrup es un asesor a sueldo de la compañía
Novo Nordis, lo que podría arrojar dudas sobra la
imparcialidad de su juicio, pero es un destacado investigador de la obesidad y
su estudio ha sido revisado por otros expertos.
Según
el doctor Colin Waine, ex
presidente del Foro Nacional contra la Obesidad del Reino Unido, "es, por
lo que sé, el primer test con pacientes no
diabéticos, y la pérdida de peso es muy significativa. Ese tipo de fármacos
tiene un gran potencial tanto para los diabéticos como para los que no lo
son".
LONDRES
Efe