Ellas extirparon sus senos para seguir viviendo

 

Angelina Jolie les puso cara a las mujeres y se desprendió de esa parte, aun estando sanas

Le daba miedo: que el médico le hubiera confirmado que tenía en sus senos células anormales que podrían convertirse un día en cáncer, simplemente le daba miedo. Y razón tenía de sentirlo: no solo varias mujeres de su familia, y entre ellas su mamá, desarrollaron tumores malignos de esta clase, sino que su hermana también arrastraba una enfermedad de los senos.

Por eso, cuando en el Instituto de Genética de la Universidad Javeriana le dijeron que tenía un riesgo alto de desarrollar cáncer, Luz Ángela Fonnegra, de 43 años, casada y mamá de dos adolescentes, tomó una decisión radical: se extirparía las mamas para mantenerse viva.

“Me operaron el primero de marzo del 2008 –dice Luz Ángela– y hoy considero que es lo mejor que he hecho en la vida. Mi familia y mi salud siempre están primero. No he tenido ni un problema por eso. Mi hermana se sometió a lo mismo dos años después, y ambas vivimos más tranquilas”.

Aunque estas colombianas son distintas y distantes de la actriz estadounidense Angelina Jolie, comparten con ella el temor profundo por una enfermedad que mata a casi medio millón de mujeres en el mundo cada año, 2.200 de ellas en el país. Pero hay algo que las une todavía más: la decisión de deshacerse de una parte de su cuerpo, incluso estando sanas, antes que verla destruida por un tumor.

Aunque algunos consideran que se trata de una medida extrema, agresiva y comparable solo con la mutilación, lo cierto es que está soportada en avances médicos y científicos.

En efecto, esta semana la Jolie, de 37 años, le contó al mundo a través del escrito Mi decisión médica, publicado por The New York Times, que era portadora de una mutación en el gen BRCA1. Según contó, semejante lotería le confirió un 87 por ciento de posibilidades de sufrir cáncer de mama y 50 por ciento de contraer uno de ovario. La icónica actriz dejó entrever el dolor que le causó ver a su madre, Marcheline, luchar durante siete años contra un cáncer que la mató a los 56 años, y su abierto propósito de no pasar por eso.

Millones de personas en el mundo se enteraron, por medio de esta figura tan visible, de que hoy es posible detectar con mucha antelación anomalías de este tipo y optar por medidas como la de la Jolie para contener sus efectos.

En realidad, las verdaderas protagonistas de esta historia son las alteraciones (mutaciones) en los genes BRCA1 y BRCA2, que la ciencia identificó hace casi 20 años y relacionó con el origen genético de varios tipos de cáncer. Los más comunes de ellos, de acuerdo con José Fernando Robledo, cirujano de mama y especialista de la Clínica del Seno de la Clínica del Country, “son los de seno y ovario”.

La ciencia médica también logró desarrollar pruebas para detectar estas mutaciones. Yenni Rodríguez, asesora genética oncológica de la Clínica del Country, advierte que la idea no es que todo el mundo se someta a ellas. “Estos tests –explica– se indican a personas que han pasado por un proceso que se inicia con un riguroso estudio familiar y de hábitos individuales que se ligan a la historia del cáncer; la idea es identificar si existe un síndrome hereditario tumoral o no. Sobre todo esto se orientan las pruebas”.

Por eso pasaron la actriz mejor pagada del planeta y la asesora comercial Dayana Molina, de 28 años y quien vive en Villavicencio. A esta llanera le diagnosticaron cáncer en el seno derecho a comienzos del año pasado; su batalla contra la enfermedad incluyó la mastectomía radical.

Pero la dura experiencia no terminó ahí. Sus condiciones y características la ubicaron en el grupo de las posibles portadoras de la mutación. Un proceso que incluyó consejería y pruebas genéticas confirmó la sospecha: carga con una anomalía en el gen BRCA2.

En otras palabras, estaba expuesta a enfermar de nuevo. Ante la angustia de volver a pasar por la quimioterapia, la caída del pelo y las cejas, y vivir en permanente incertidumbre, eligió, entre varias opciones, retirar el seno izquierdo.

“Todavía no soy mamá –cuenta–, espero casarme a fin de año y podría tener al menos 40 años de vida por delante. El primero de junio me quitarán la glándula mamaria y la remplazarán por una prótesis. Sé que no podré amamantar a mis hijos, pero sí tenerlos. Y como no habrá otra opción, les daré leche de tarro”.

Aunque estas mujeres optaron por retirar sus mamas, José Fernando Robledo aclara que las portadoras de las mutaciones tienen otras opciones.

“Como no están enfermas –explica–, se hace un seguimiento médico cuidadoso, con mamografías y ecografías que incluyan los ovarios, y resonancias magnéticas. También pueden iniciar un tratamiento preventivo con tamoxifeno (que se administra a pacientes con cáncer), que reduce el riesgo”.

El especialista sostiene, además, que a las mujeres muy jóvenes se les sugiere el uso de anticonceptivos orales, que disminuyen las posibilidades de un cáncer de ovario.

Finalmente, el especialista insiste en que los cánceres causados por estas mutaciones son, en realidad, pocos (en una muestra de 2.800 mujeres con cáncer de seno, 19 tenían la mutación) si se comparan con el gran cúmulo de tumores malignos producidos por factores distintos, y que más están matando a mujeres en todo el mundo.

Cómo saber y qué hacer

El mastólogo José Fernando Robledo responde las inquietudes más comunes sobre el tema.

¿Qué son los BRCA 1 y 2?

Son genes que toda persona tiene en los cromosomas 13 y 17. Actúan como policías que vigilan que el ADN se multiplique bien. Si fallan, este proceso se desordena y las células proliferan sin control.

¿Y cuándo fallan?

Los BRCA, al igual que los demás genes, son como trenes con vagones. El 1 tiene 22 vagones y el 2 cuenta con 26. Cuando estos cambian de orden se dice que mutan; eso eleva el riesgo de distintos cánceres, como de páncreas y próstata. Los más comunes son los de mama y ovario. Estas mutaciones se transmiten de padres a hijos.

¿Cómo saber si se tiene?

Hay que sospechar que existe si en la familia hay alta frecuencia de cáncer de mama o de ovario; también en mujeres que han tenido, a la vez, estos dos tipos de cáncer. De igual modo, si se ha sufrido cáncer en ambos senos antes de los 45 años. O si el tumor se presentó en un seno antes de los 35. En todos estos casos se hace consejería genética.

¿Y luego qué?

Se confirma con una prueba genética; como el gen está en todas las células, se puede hacer con una muestra de sangre.

¿Y si se confirma?

Hay varias opciones: si la mujer tuvo hijos (y no quiere tener más) puede optar por retirar senos y ovarios, para reducir el riesgo al máximo. Si no es mamá se pueden administrar anticonceptivos orales, para bajar el riesgo del tumor de ovario, y se hacen controles estrictos. Después de embarazarse, puede pensar en retirar ovarios y senos. Si la mujer es menopáusica, lo mejor es retirar esos órganos.

¿Se hace el test en el país?

Hay uno que se hace en Colombia y analiza las cinco mutaciones más comunes del país. Si se quiere hacer más completa, hay que mandar muestras al exterior. La primera cuesta 1,2 millones de pesos; la segunda, hasta 3.600 dólares.

¿Lo cubre el sistema de salud?

Cuando está bien justificado y con una buena consejería, sí.

CARLOS FRANCISCO FERNÁNDEZ
SONIA PERILLA SANTAMARÍA
Redacción Salud