DIEGO GUERRERO CULTURA Y ENTRETENIMIENTO Tal vez la duda más grande sobre la
exposición ‘Bodies’, que se abrirá al público en Medellín desde el sábado, y
luego en Bogotá y Cali (ver recuadro), es si los 13 'personajes' que allí dejan
ver sus huesos, nervios, músculos y venas estuvieron alguna vez vivos. La
respuesta es un contundente sí.
Todos hicieron parte de esta vida y ahora, ya muertos y conservados mediante
una técnica desarrollada en los 70, enseñan a entender el cuerpo a los que
todavía caminan por este mundo.
Eso y la posibilidad de ver el cuerpo humano en toda su grandeza, la
convierten en una de las exposiciones más impresionantes. No en vano, más de 15
millones de personas han pasado por las puertas de una de las nueve versiones
que dan vueltas por el planeta.
“Cada una se enfoca en sus sistemas, empezando por el esqueleto y luego en
aspectos como músculos, nervios y órganos. Están organizadas para que la gente
comprenda de la mejor manera, y tanto como sea posible, cómo funciona el
cuerpo”, dice Roy Glover,
uno de sus gestores, profesor emérito de anatomía y biología celular de la
Universidad de Michigan, por mas
de 30 años.
Los cuerpos y los 219 órganos que estarán en esta muestra son de personas
muertas en China, que donaron su cuerpo a la ciencia. “Son recibidos por
escuelas de medicina que los envían a un laboratorio, donde son preservados
para nosotros. Son de China porque los mejores especialistas en disecciones de
cuerpos humanos viven y trabajan allí”, explica el especialista telefónicamente
desde Estados Unidos.
La técnica, denominada plastinación, fue
desarrollada por el alemán Gunther Von Hagens. En la muestra, los
cuerpos están en posiciones que cualquier persona asume en su vida diaria. “Queremos
que la gente entienda el cuerpo en su forma dinámica. Mostrar cómo se mueve,
cómo funciona en un día normal.
Esto ayuda a ver todo de una manera más familiar”, dice Glover.
La belleza de la vida real Para el científico, lo verdaderamente importante es
la posibilidad de que la gente cambie la percepción sobre su cuerpo. Para
algunos puede parecer un poco estrafalario y hasta irrespetuoso exhibir
cadáveres, pero para Glover tiene sentido: “La
exhibición no es sobre la muerte, sino sobre la vida. Es una forma de aprender.
Los humanos hemos estudiado por siglos los cuerpos muertos y esta exhibición
está en esa tradición”. Para él, esta es la mejor manera de que las personas
tomen conciencia de la frágil maravilla que habitan.
“Si miramos cómo exigimos al cuerpo –dice– tenemos que admitir que las
personas no saben mucho de él. Basta ver: la gente fuma y fumar daña al cuerpo.
Muchos no hacen ejercicio adecuado, se alimentan mal y no duermen lo necesario.
Queremos alertar a las personas sobre el hecho de que el cuerpo es la posesión
más preciada y que hay una responsabilidad con él”.
¿Críticas? Glover dice que solo las recibe antes
de abrir las exposiciones: “Luego, ven que es algo muy real y que está hecho
con respeto. Cuando entienden de qué se trata, siempre expresan que es algo que
les puede hacer cambiar su pensamiento y entienden que es importante”. Eso le
ha pasado con gobiernos, gente común y comunidades religiosas, pero al final,
parece que todos admiten que fue, cómo mínimo, una experiencia sorprendente.
Claro, el impacto puede ser fuerte: “Entiendo que la mayoría se estremezca,
porque estamos acostumbrados a la imagen que transmite Hollywood
del cuerpo humano y de su belleza. Pero un cuerpo es otro asunto. Cuando uno
entiende el cuerpo desde el punto de vista científico, este revela que bajo la
piel hay algo complejo y hermoso. La gente necesita saberlo: por eso, cuando
ven los músculos y su belleza, se emocionan y entienden que hay que velar por
su conservación”.