Polémica
Estudiantes de universidad pública
Junio 03 de 2009
Álvaro Guzmán Barney
Hay pocos estudios
sobre la juventud caleña y, de manera más específica, sobre los estudiantes de
una universidad como la del Valle. Abundan, eso sí, los prejuicios a partir de
situaciones de orden público reiteradas que comprometen a sectores muy
reducidos de la comunidad universitaria y desdibujan un estamento que es
particularmente importante para el futuro de la región y del país.
Incursionando en este tema, adelantamos una encuesta con los estudiantes de
primer semestre de la Maestría en Sociología que puso de manifiesto la
importancia de profundizar en este tipo de estudios.
Procedimos
con una muestra aleatoria de 532 jóvenes, a partir de un universo de 17.859
estudiantes de pregrado de la Universidad del Valle,
sede Cali: 84,5% tiene hasta 25 años, se presenta una distribución casi igual
de hombres y mujeres, el 7% está casado o vive en unión libre y un porcentaje un
poco mayor tiene hijos. El 9% se autoreconoce como afrodescendiente, el 21% como blanco, el 57% como mestizo y
el 2,6% como indígena. El 52% hizo estudios de secundaria en instituciones
públicas, el 21,6% en instituciones privadas religiosas y el 21,4% en privadas
laicas (de éstos, el 3,2% en colegios privados bilingües). Un 70,5% de los
estudiantes ha vivido la mayor parte de su vida en Cali, el 54,3% vive con
alguno o con ambos padres y otros familiares. El principal sustento económico
lo reciben del padre, en el 46,8% de los casos, y en el 26,1% de la madre. En
el 18,6% de los casos son ellos mismos quienes responden por la mayoría de sus
gastos. El 56,2% de todos los estudiantes sólo estudia, el 28,2% trabaja hasta
30 horas semanales y el 15,6% lo hace durante más tiempo. Sin entrar en más
detalles, se destaca la heterogeneidad en aspectos de identidad social y es
notable el rasgo de dependencia económica a partir de ingresos personales.
Impacta
el bajo nivel de participación de los estudiantes en grupos secundarios:
tomados independientemente, el porcentaje más alto de participación ‘continua’
lo tienen grupos de trabajo académico (24,6%), seguido por grupos deportivos
(13,3%), grupos religiosos (9,8%), grupos artísticos (7,9%), grupos
comunitarios (6,6%) y grupos políticos (3,8%). El porcentaje de abstención en
la última votación para Alcalde, Gobernador y Presidente ronda el 60%. Es
cierto que una proporción grande no pudo votar, en ese momento, por no tener la
edad requerida o por no tener la cédula inscrita. Pero hay un dato inesperado:
el 84% de los estudiantes de la Universidad desearía votar en las próximas
elecciones presidenciales: el 21,6% por un candidato del Polo Democrático, el
13,5% votaría en blanco, el 12,4% por un candidato cívico o de coalición, el
12% por Uribe o un candidato uribista y el 3,6% por
un candidato de alguno de los partidos tradicionales. Casi el 20% no sabe o no
responde la pregunta.
Finalmente,
hay preguntas de opinión que tuvieron respuestas intrigantes: el 3,8% de los
estudiantes considera que nuestro sistema político es “muy democrático”, el
59,6% “medianamente democrático” y el 35,9% “nada democrático”. Por falta de
espacio no detallo el significado que le dan a la democracia y las opiniones, a
favor o en contra, que tienen sobre temas de coyuntura (aborto, derechos
civiles, pena de muerte etc...) Queda clara la
diversidad y riqueza cultural de los estudiantes que están llegando a la
universidad pública, sus expectativas, opciones, restricciones y, de manera
indirecta, frustraciones, en medio de una luz: el 76% está “muy satisfecho” con
la universidad y el 23% “medianamente satisfecho”.