Cómo
criar a niños felices / La estimulación temprana, un factor para el desarrollo
infantil
Por María Elena López
Psicóloga de familia
La estimulación temprana es un proceso natural que los
padres pueden practicar diariamente con su bebé. Este acercamiento simple,
alegre y amoroso le proporciona al niño una sensación de goce y motivación, y
fortalece su desarrollo físico, mental y social.
Además, le permite aprovechar al máximo sus
potencialidades y descubrirse a sí mismo y al mundo que lo rodea. Contribuye a
ampliar sus habilidades de aprendizaje, facilitándole la adquisición de
destrezas en el juego y ayudándole a descubrir que puede hacer las cosas por su
propia cuenta.
Uno de los mayores beneficios de la estimulación es que
constituye un maravilloso terreno de comunicación y afecto entre padres e
hijos.
Aunque no es su objetivo principal, con estas actividades
se desarrollan habilidades que son requisitos para actuar de modo positivo en
el medio escolar.
Cabe anotar que el sentido de la estimulación es el de
ampliar la experiencia del bebé a un grado suficiente, pero no más allá de su
alcance; es decir, sin trastornar su curso natural. Una sobreestimulación
es, por lo general, tan contraproducente como la ausencia de estímulos. Lo
ideal es no precipitarlo para que avance en etapas para las cuales no está preparado,
sino que viva plenamente cada periodo.
Para
tener en cuenta:
- Adaptar la estimulación al ritmo del desarrollo de cada niño, a sus
capacidades y a su propia disponibilidad para recibir y asimilar los estímulos.
- Realizar las actividades en momentos en que el niño esté en disposición de
recibirla.
- Es aconsejable establecer una rutina diaria. Los ejercicios duran entre 30
segundos y dos minutos y medio, dependiendo de la maduración del bebé.
Excederse en la cantidad de ejercicios podría cansarlo o saturarlo.
- Las actividades pueden complementarse con música, palabras y juguetes.
- El programa de estimulación debe compartirse con el cuidador, lo que permite
un seguimiento de los progresos.