El padre juega un papel fundamental a la hora de estimular al bebé

09 Dic

El primer año de vida del niño es muy importante para su desarrollo sicológico, físico, emocional y neurológico.

 

De hecho, el primer factor que garantiza la estimulación adecuada es el afecto de los padres, pues así le transmiten paz, tranquilidad y seguridad.

“En los tres primeros meses, el contacto físico, el masaje, la voz de los padres, la temperatura de la leche materna y la succión son estímulos suficientes para el sensible sistema nervioso del recién nacido”, dice la sicóloga clínica María Carolina Sánchez.

Según la experta, el padre juega un papel fundamental en esta etapa: si masajea a su bebé, le da calor y le expresa dulces palabras con una voz gruesa, el niño aprende que el placer sensorial no va ligado solo a la leche materna.

El hombre puede cantarle, mecerlo, bañarlo, jugarle y acariciarlo. De igual forma, tener contacto piel a piel. Así, su hijo descubre que la figura masculina también transmite amor y sensibilidad.

Entre los 3 y los 6 meses “cobran importancia objetos sencillos que el pequeño pueda agarrar, presionar, llevar a la boca, seguir con su mirada y sobre los cuales pueda rolar”, indica la terapeuta ocupacional Carolina López. ¿Qué puede hacer el padre? Jugarle con móviles, cargarlo de frente para que observe el mundo a su alrededor, leerle cuentos, arrullarlo y colocarlo sobre pelotas inflables, entre otras actividades.

Entre los 6 y los 9 meses el bebé empieza a reconocerse a sí mismo como un sujeto diferente de los demás y comienza la ansiedad de separación. Según la sicóloga María Carolina Sánchez, es vital que el padre acompañe a su hijo cuando la mamá no esté. “Así, no solo le brinda protección sino que reafirma el afecto y le hace entender que el estar ausente no significa que el vínculo deje de existir”, comenta.