Un Embarazo Lleno De Retos

La gestación en una mujer que ha tenido trastornos de alimentación en el pasado y que no ha superado las dificultades relacionadas con su imagen corporal puede convertirse en todo un reto.

Cuando estas persisten, el aumento de peso puede acrecentar los niveles de ansiedad en la gestante y “enredarla nuevamente con el tema de la forma y el peso del cuerpo”, afirma Juanita Gempeler, directora científica del programa Equilibrio para el tratamiento de trastornos del comportamiento alimentario y desórdenes relacionados.

Si crece la ansiedad asociada al incremento de peso y esta se vuelve un problema que no le permita gozarse a su bebé –agrega–, debe buscar asesoría sicológica y nutricional.

En este caso, indica Gempeler, hay que ayudarla a enfrentar su embarazo. Una manera de hacerlo es explicarle los diferentes significados de la maternidad y hacerle comprender la naturalidad de los cambios corporales que afronta, los cuales se revierten de forma espontánea. “Se hace énfasis en la importancia de que cuide su alimentación para que mantenga un peso ideal y dé a luz a un bebé sano”, dice.

Los trastornos y el embarazo La anorexia nerviosa se define como el rechazo a mantener un peso corporal normal para la talla y la edad, donde hay miedo intenso a ganar peso o volverse obesa (o) y la persona distorsiona su imagen corporal. En un tipo de anorexia, la persona se autoimpone una ingesta de alimentos cada vez menor.

Las gestantes con antecedentes de anorexia suelen presentar bajo peso. “Si empiezan a cuidarse demasiado en la alimentación, pueden llegar a tener un aborto, un parto prematuro o un bebé de bajo peso”, dice la nutricionista dietista Liliana Pacateque, del programa Equilibrio.

Es clave conocer el peso con el cual iniciaron el embarazo, así como sus hábitos alimentarios para hacer los ajustes nutricionales necesarios. Las mamás que tuvieron anorexia pueden presentar déficit de hierro, zinc y calcio.

Bulimia nerviosa Es la aparición recurrente de ‘comilonas o atracones de comida’; la persona pierde el control sobre el comportamiento de comer y, durante el episodio, viene un sentimiento de culpa y desarrolla conductas compensatorias como el vómito autoinducido. El peso suele estar normal o un poco por encima de lo esperado, pero hay distorsión de la imagen corporal.

En las embarazadas con antecedentes de bulimia, puede haber alteración en los niveles de fósforo, magnesio y potasio, pues la compensanción afectaría los valores normales de estos electrolitos. Cuando una mujer con bulimia se embaraza –así disminuya los episodios de vómito–, entre el 60 y el 70 por ciento de ellas puede recaer en la bulimia después del parto si no se tratan.

- ACERCA DEL PESO ADECUADO Es clave comenzar el embarazo con un peso ajustado a la talla, edad y contextura corporal . En el caso de las mujeres que fueron anoréxicas, dice la nutricionista Liliana Pacateque –debido a que son tan rígidas en la alimentación– hay que tener en cuenta sus gustos y presentarles alternativas para que mantengan una dieta balanceada, con todos los nutrientes, que garantice el desarrollo adecuado del bebé.

Según el ginecoobstetra Ángel David Miranda, “antes de concebir, la mujer debe estar en el peso ideal, tener buenos hábitos alimentarios y ser consciente de que, al embarazarse, va a experimentar cambios en su cuerpo que van a ser transitorios” .

Las que inicien la gestación con bajo peso -aclara- deben aumentar más kilos que una paciente que comience con peso normal.

La dieta se vuelve peligrosa cuando se elimina un grupo de alimentos. Si la mujer piensa en un embarazo, debe comer bien y de todos los grupos”.

Juanita Gempeler, del programa Equilibrio