Conozca algunos consejos sobre cómo mejorar los periodos de descanso y sueño durante el posparto

Es indispensable el apoyo familiar y de pareja para que la nueva madre organice tanto sus rutinas como las de su bebé en esta etapa.

 No hay duda de que tener un bebé es la felicidad más grande que experimenta una mujer. Pero también es cierto que, a nivel físico, es una labor extenuante y muy exigente. Aunque al dar a luz terminan las molestias y el agotamiento que generan el embarazo, comienza un periodo en que la mujer debe estar concentrada en el cuidado del recién nacido, atención que no le permite descansar ni dormir lo suficiente.

Además, “la llegada de un nuevo miembro a la familia origina cambio de roles, de actividades y rutinas, cambio y/o aumento de tareas y oficios, necesidad de realizar dinámicas orientadas al cuidado del niño que ocupan la mayor parte del tiempo”, explica Sandra Zorro Cerón, sicóloga perinatal de la Unidad de Medicina Materno Fetal de la Clínica Colsánitas. Esto hace que los lugares y los horarios de reposo se transformen o desaparezcan.

La calidad del descanso también se puede ver afectada por los aspectos fisiológicos, tales como el proceso de recuperación posparto, la cicatrización y la lactancia materna.

La mente también sufre
Según un estudio publicado en la revista Sleep y elaborado por un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Stavanger, dormir inadecuadamente después del nacimiento del bebé aumenta el riesgo de sufrir depresión posparto.
Los factores que desencadenan esta condición, según la investigación, son la falta de sueño y de energía durante la jornada diurna.
Al respecto, la sicóloga Sandra Zorro aclara que el trastorno de sueño o la alteración de los periodos de descanso no son las causas de la depresión, sino que son un síntoma de este problema.
En el aspecto fisiológico, “la mujer ha experimentado estímulos hormonales, dados por la placenta, que van a desaparecer en el parto. Esta baja hormonal se suma al cansancio crónico que se refleja al final del embarazo, y alteraciones estéticas y dolores físicos durante el posparto que puede desencadenar fácilmente una depresión”, opina Carlos Arturo Díaz Támara, ginecoobstetra, especialista en medicina biológica y profesor universitario de ciencias de la salud del Hospital de San José.
La fatiga, el estrés y la ansiedad son otras consecuencias que causan un inadecuado descanso.
¿Cómo controlarlo?
La gestante debe prepararse para el posparto. En este sentido, el curso psicoprofiláctico es una gran guía que le ayudará a la madre a sobrellevar la transición que debe experimentar entre el embarazo y el nacimiento del niño.
Así, “aprenderá ciertas medidas para tratar de reposar, mejorar sus hábitos de sueño, cambiar los horarios y conocer los cuidados del recién nacido”, afirma Díaz Támara.
En cuanto a la depresión, una situación que suele presentarse comúnmente en el posparto se puede manifestar de varias formas. “Por esto, es importante informar a la gestante sobre los síntomas con el fin de que ella o su familia pueda identificarlos oportunamente y solicitar la ayuda necesaria”, dice la sicóloga.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA QUE LA MADRE LOGRE REPOSAR
El apoyo familiar es el factor más importante durante esta etapa, pues permite que la pareja o algún familiar ayude en los cuidados del bebé y en las labores administrativas del hogar, así, la madre establezca rutinas para el niño que le permitan descansar.
Evitar ‘aprovechar’ los tiempos de sueño del bebé para adelantar oficios, hacer diligencias, etc. Una madre descansada y tranquila logrará un mejor proceso de vinculación con su hijo.
Mejorar los hábitos para dormir, preferiblemente desde el embarazo: usar la cama solo para descansar, evitar sitios ruidosos y reposar en habitaciones cómodas con adecuada temperatura e iluminación.
Se recomienda acostarse de medio lado con dos almohadas entre las piernas. Para evitar complicaciones con los puntos generados por la cirugía, existen fajes o pantalones anchos que cubren la herida y evitan que, con el movimiento, se genere dolor.
Comer bien antes de dormir: preferir frutas y verduras y evitar alimentos ricos en proteínas y grasa; no consumir bebidas con cafeína.
Practicar ejercicios de relajación de forma disciplinada.
Si la alteración del sueño persiste o si se presentan otros síntomas asociados, como ansiedad durante la vigilia, tristeza, irritabilidad, temores excesivos, pérdida de interés, dolor de cabeza e inapetencia, se debe consultar con el médico.
Ser comprensiva consigo misma y mantener un pensamiento positivo. Se trata de una etapa temporal.