El dolor de la columna
vertebral
Junio 07 de 2009
Las
radiografías son especialmente recomendables después de los 50 años porque los
indicios de artrosis son más evidentes.
Dolencia recurrente en todo el mundo, los espasmos dorsales son un signo de
alarma de enfermedades más graves.
Uno de los
problemas de salud más comunes en el mundo, el dolor de espalda, lo han sufrido
por lo menos ocho de cada diez habitantes del planeta.
En
Estados Unidos, por ejemplo, es la segunda causa de consulta médica por cuenta
de complicaciones neurológicas, tan sólo superada por el dolor de cabeza.
Además, el malestar es el principal motivo de despido en la potencia del Norte.
A
pesar de su frecuente impacto en los adultos en edad productiva, los pacientes
suelen atribuir el dolor de espalda a un malestar en los riñones, al estrés, a
una mala posición o a pasar largas horas frente al computador.
Sin
embargo, especialistas como Carlos Florido Caicedo, director del Departamento
de Morfología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, y Germán Forero Bulla, especialista en Neurocirugía, recomiendan que
no bien aparezca la incómoda y hasta incapacitante
sensación en la zona dorsal, hay que acudir al médico para detectar con
exactitud a qué responde la dolencia. Pues siempre cabe la posibilidad de que
la alarma sea un síntoma de una enfermedad más grave.
En
consecuencia, entre las causas del dolor de espalda figuran la osteoporosis o
hueso poroso, más frecuente en las mujeres debido a la pérdida progresiva de
calcio; las enfermedades reumáticas y artríticas que no sólo afectan el aparato
locomotor sino que también pueden alterar otros sistemas como el circulatorio y
respiratorio.
Asimismo,
la artritis o inflamación de las articulaciones, las lesiones traumáticas como
latigazo cervical: producido por estiramiento brusco de la columna; el dolor
por flexión y extensión incorrectas, y al recobrar la posición erecta.
A
juicio de Caicedo y Forero Bulla, el interrogatorio y
el examen clínico son los mejores instrumentos para realizar un adecuado diagnóstico
del dolor de espalda.
Actualmente,
los estudios más empleados para determinar los orígenes y recomedar
tratamientos lumbares son la radiografía de la columna, para descubrir las
patologías que alteran las vértebras.
Igualmente,
la tomografía axial computada o TAC, que permite precisar la magnitud de la
deformación de la estructura ósea, el estado de los tejidos blandos y la
condición de la columna vertebral.
La
resonancia nuclear magnética, de otro lado, es una alternativa más de
exploración que absorbe energía, a través de un campo magnético, que luego se
integra en un programa computarizado que genera una serie de imágenes de cortes
de la columna para establecer las características de la dolencia.
Pero
antes de abordar el tratamiento del dolor, es indispensable clasificarlo en uno
de los tres cuadros clínicos. Agudo, cuando se presenta rápidamente y se
acompaña de limitación funcional. Recurrente, cuando los episodios son
similares en cuanto al lugar y la intensidad con que se presentan. O crónico,
malestar en la espalda baja (lumbalgia), con limitación de movilidad o sin
ella, con persistencia de entre tres y seis meses.
Para
el manejo del malestar, Caicedo y Forero Bulla
recomiendan en su libro ‘Lumbago y dolor de espalda’, varias posibilidades de
reposo y rehabilitación.
De
entre ellas sobresale la eliminación del efecto de la gravedad, que no es nada
distinto a evitar estar mucho tiempo de pie o sentado. Otra forma de mitigar el
dolor es reposar en una cama de colchón no muy blando, con la espalda y las
rodillas ligeramente dobladas.
La
aplicación de hielo en las zonas inflamadas alivia los espasmos dorsales y
lumbares, puesto que el frío constriñe los vasos sanguíneos, disminuyendo el
flujo de la sangre en los músculos. El calor, a su vez, consigue el mismo
efecto reparador de la espalda porque ayuda a eliminar la acumulación de
líquido en los tejidos lumbares. Y que el dolor no suceda a sus espaldas.
Posiciones
correctas
Durante
las horas de trabajo mantenga la espalda erguida y use el apoyapies.
Levántese
de su sitio de trabajo cada hora para estirar el cuerpo y caminar por espacio
de unos cinco o diez minutos.
Por
las mañanas, llevántese de la cama con lentitud,
apoyándose en uno de los brazos y bien equilibrado sobre los pies. Y se puede
incorporar adoptando una cómoda posición de flexión ligera.
A
propósito
Ejercicios
prácticos para fortalecer la espalda
· Acostado boca
arriba, flexione las rodillas y cruce los brazos por detrás del cuello.
Comprima contra el suelo la parte baja de la columna, al tiempo que contrae los
músculos del vientre y los glúteos. Apoye toda la espalda en el suelo. Mantenga
la posición aproximadamente por diez segundos y descanse.
· De pie, apoye la
cabeza, la nuca y la espalda contra una superficie y comprima los glúteos. Este
ejercicio mejora el tono de los músculos que brindan apoyo y evalúa la calidad
de la postura erguida. Si la postura es apropiada no quedan espacios entre la superfie y el cuerpo. En caso contrario, se sugiere
adelantar ligeramente los pies y descender la espalda para tener apoyo.
· Acostado boca
abajo, cruce las manos por detrás y hacia abajo, eleve la cabeza desde el suelo
y trate de unir los omoplatos o huesos de las paletas. Mantenga la posición por
unos segundos.
· Apoyado en las manos y rodillas, arquee la
espalda en forma alterna hacia arriba y hacia abajo, permaneciendo unos
segundos en esa posición.