Comportamiento Humano
Reincidencias de la depresión
Enero 25 de 2009
Por: Carlos E. Climent
Cuando se ha
sufrido una depresión, es muy probable que el episodio se repita. No hay que
cantar victoria, sino estar atento.
La
persona que ha tenido una depresión jamás se olvida de ella. La entiende muy
bien, se vuelve una experta para diagnosticarla en los demás, pero con mucha
frecuencia no se da cuenta cuando ella misma está haciendo una nueva depresión.
La reaparición de los síntomas los explica por razones físicas, sociales,
personales, emocionales o de cualquier otra naturaleza. Lo último que
consideraría es que sus síntomas puedan deberse a un nuevo episodio depresivo.
Cuando después de un largo proceso, finalmente alguien le plantea la
posibilidad de ese diagnóstico, lo suele recibir con escepticismo y sorpresa:
“¿Cómo así otra vez con depresión?”.
Una
exitosa ejecutiva de 47 años, lleva seis meses durmiendo mal, sin ganas para
nada, irritable, cansada y con una sensación inexplicable de pesimismo. Esta
misma persona había tenido una depresión severa, con idénticas características,
diez años atrás y había mejorado completamente después de un tratamiento
relativamente corto. Una vez aliviada de sus síntomas dejó los medicamentos y
no regresó a los controles médicos.
Ni
ella, ni sus parientes más cercanos, ni el médico que la atendió en esta
oportunidad sospecharon, al comienzo, que se trataba de un nuevo episodio del
mismo trastorno depresivo. Y no hicieron nada al respecto. Esta persona no
realizó la procesión por los diversos consultorios médicos mencionada en una
columna anterior, probablemente porque su ginecólogo explicó sus síntomas como
parte de una menopausia precoz y se limitó a formularle hormonas y vitaminas.
Si bien las oleadas de calor que la incomodaban mejoraron un poco, su cansancio
y su pesimismo siguieron igual.
Cuando
estaba pensando en retirarse de la empresa donde se desempeñaba bien a pesar de
los síntomas tan agobiantes, un pariente preocupado le sugirió una consulta al
psiquiatra. Sobra decir que después de un tratamiento relativamente corto los
síntomas desaparecieron.
Lo
interesante de esta historia es la incapacidad para asociar los síntomas
actuales con aquellos que la habían incapacitado de manera tan seria unos años
antes; y la resistencia de esta persona para aceptar un nuevo episodio
depresivo. De nada sirvieron las instrucciones recibidas en su momento para
estar atenta a la reaparición de los síntomas y proceder a intervenirlos
tempranamente. Tampoco sirvió el haberse mejorado de manera tan completa como
rápida gracias al tratamiento anterior.
La
enseñanza de este caso es que es necesario estar siempre atento a los síntomas
depresivos para actuar con presteza y evitar sufrimientos innecesarios. Con
mayor razón cuando existe una historia previa de depresión.
La
naturaleza repetitiva de la enfermedad bipolar requiere una continuidad
terapéutica para reducir el riesgo de una recaída. Pero también requiere tener
presente que los síntomas de las enfermedades no se desvanecen mágicamente por
el solo hecho de ignorarlos.
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Médico-Psiquiatra