El dengue volvió a meterse en la casa de los argentinos

Por Patricia Lee, corresponsal de El País, Buenos Aires

Luego de más de veinte años de haber sido erradicado volvió al Cono Sur el virus del dengue. La epidemia empezó en Bolivia y Paraguay.

“El dengue llegó para quedarse”, afirmó la ministra de Salud de Argentina, Graciela Ocaña. Esta enfermedad de la pobreza, que había sido totalmente erradicada en los años sesenta, ha vuelto con toda su fuerza al Cono Sur latinoamericano, donde se han registrado, según datos oficiales, más de 60.000 casos, aunque estadísticas independientes hablan de más de 100.000.

La epidemia, que se inició en Bolivia y Paraguay, viajó hasta el norte de Argentina y ya llegó hasta la Ciudad de Buenos Aires.

En Bahía, el mayor estado del noreste brasileño y el más afectado este año por el dengue, se registraron hasta el pasado 4 de abril 45.686 casos y 38 muertes por la enfermedad, un 313% superior al del mismo periodo del 2008, la epidemia más grave en su historia.

Bolivia vive la mayor epidemia en veinte años con más de 40.000 infectados y 22 muertos reconocidos, y en Paraguay, el Gobierno contabiliza 1.017 contagiados.

Argentina está sufriendo el mayor brote epidémico de la enfermedad en su historia, con miles de afectados en provincias como Chaco, Salta, Jujuy y Catamarca, al tiempo que la enfermedad se expande hacia el centro y sur del país, debido a la gran migración desde el norte y los países limítrofes.

De acuerdo con las cifras oficiales del Ministerio de Salud, hasta esta semana, existían más de 13.000 casos de dengue confirmado, pero la ONG Médicos del Mundo denunció que son más de 50.000 los afectados, ya que, siguiendo las normas de la Organización Mundial de la Salud, se calcula que hay cuatro casos no reportados por cada uno que se registra.

Jorge Yabkowski, de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de Argentina, dice que el Ministerio de Salud sólo contabiliza los contagios confirmados por laboratorio, pero que los médicos cuentan todos “los casos febriles registrados en zonas donde hay dengue”.

Según datos de la Fundación Proteger, el dengue aumentó su incidencia en Sudamérica y podría transformarse en una endemia. En la ciudad de Buenos Aires se calcula que el 30% de los mosquitos son Aedes Aegypti, los vectores del dengue y la fiebre amarilla.

 

Durante los días de Semana Santa se reportaron 193 casos más de infectados con el virus del dengue en Capital Federal y en la provincia de Buenos Aires. Ya son nueve las provincias con dengue autóctono confirmado, a un ritmo de una persona contagiada cada dos minutos, según el Ministerio de Salud.

Las epidemias de la pobreza

Era de esperar que se produjera un brote de dengue en el norte argentino, que alberga a casi la mitad de los pobres del país. La enfermedad ha sido particularmente cruel en la provincia del Chaco, donde se han registrado la mitad de los casos confirmados, según las estadísticas oficiales, en especial en las ciudades de Charata y Sáenz Peña.

Hasta el Ministro de Gobierno provincial fue contagiado. El gobernador Jorge Capitanich, alineado con el gobierno Kirchner, está siendo duramente cuestionado, pues mientras su provincia lucha contra el mosquito, el gobernador organiza la lujosa fiesta de quince años de su hija en el elegante salón Tatterstal del Hipódromo de Palermo, en la capital argentina, a un costo de varios miles de dólares.

El dengue es una enfermedad endémica de zonas tropicales y subtropicales que había sido erradicada en casi todo el continente en la década del 60, pero que volvió en 1986, por las migraciones, viajes turísticos, falta de controles, y aumento de la pobreza y prevención, así como por la degradación de los servicios de salud.

Negando la realidad

El gobierno de los Kirchner está otra vez en el centro de los cuestionamientos, por la manipulación de las cifras, para evitar declarar que el país está ante una epidemia.

La semana pasada, cuando los diputados oficialistas y opositores se disponían, a instancias de la Ministra de Salud, a votar la importante ley que declaraba “el alerta epidemiológico en todo el territorio nacional y la emergencia sanitaria en aquellas zonas o regiones, que por hábitat y clima, así lo ameriten”, llegó desde la residencia presidencial la orden de suspender el tratamiento

de la ley.

El dengue no se cura. Lo único que funciona es la prevención con iniciativas como las fumigaciones de espacios verdes, la eliminación de cacharros que conservan el agua, y el uso de repelentes, cuya venta, en estos días, se ha convertido en uno de los mejores negocios de Argentina.