Mientras unas personas sufren porque las harinas y las grasas se traducen de
inmediato en centímetros de más, otras no logran ganar el peso suficiente para
darle consistencia a su figura.
Claudia Angarita, nutricionista clínica, asegura
que las causas principales del bajo en las personas pueden encontrarse en el no
consumo de calorías suficientes, en el tener un metabolismo rápido (quema
grasas y azúcares con más facilidad) e incluso en la genética. Las personas
afectadas por males crónicos tampoco suben de peso, de hecho tienden a
perderlo.
Angarita asegura que la genética es la causa más
frecuente, es decir que se trata de gente de constitución delgada.
Investigaciones han revelado las personas que tienen en su mapa genético un
gen llamado FTO tienden al sobrepeso, pues esta variación, que es hereditaria,
produce más apetito y una menor sensación de llenura. Quienes tienen contextura
delgada podrían carecer de esta variación.
De acuerdo con la especialista, los delgados que quieren tener una
contextura más gruesa deben consumir más calorías y gastar menos energía, lo
que no quiere decir que se conviertan en sedentarios, sino que se ejerciten
adecuadamente.
Angarita recomienda el consumo de grasas
vegetales, como el aceite de oliva, de soya o de girasol, también de
carbohidratos de absorción lenta, como los cereales y los tubérculos; las
galletas también, siempre y cuando sean integrales. El azúcar normal, que aporta
calorías, está permitido, pero no en exceso.
“De ningún modo se debe recurrir al consumo de grandes cantidades de comida
chatarra, porque esta aporta calorías vacías que pueden afectar la salud”,
agrega.
Esta dieta debe complementarse con una rutina especial de ejercicios, tres
veces a la semana: “Deben destinar una hora a ejercitarse, los primeros 20
minutos dedicarlos a actividad física moderada en condiciones aeróbicas
(correr, trotar, montar en bicicleta) y el resto del tiempo destinarlo a
ejercicios para ganar masa muscular”, dice.