La crisis del hospital
Diciembre 15 de 2009
Por enésima vez en
los últimos años, la crisis del Hospital Universitario del Valle, HUV, amenaza
con dejar a la ciudad sin su centro de salud más importante. Y antes que
plantear debates y discusiones públicas que a nada conducen, es necesario
reclamar del Estado en su conjunto las soluciones que demanda la atención de
uno de los servicios públicos que más requieren los caleños.
Desde
su fundación hace 56 años, el hospital ha sido motor de soluciones para la
salud de los vallecaucanos. Su alianza con la Facultad de Medicina de la
Universidad del Valle le ha permitido convertirse en líder en Colombia, con
indudables beneficios para caleños y vallecaucanos. Pero las limitaciones que
ha experimentado la inversión en salud en el suroccidente
colombiano, sumadas a las precarias condiciones económicas de la gran mayoría
de sus pacientes, han sido factores que con frecuencia amenazan su capacidad de
atención.
Ahora
hay que agregarle los graves problemas que afectan al sistema de salud en
Colombia, obligando al Gobierno Nacional a anunciar la declaratoria de una
emergencia social que le permita ajustar la forma en que se está atendiendo ese
vital servicio, en especial para quienes no poseen recursos y no forman parte
de los programas de salud prepagada. Esos problemas implican, entre otras
cosas, un faltante de $200.000 millones por servicios prestados a quienes no
son cobijados por ninguno de los regímenes de salud existentes. Según el
informe publicado en la edición dominical de El País, “por cada tres pacientes
que el HUV atiende sólo recibe el pago de uno”.
Así,
además de recurrente, la crisis económica es de una gravedad inusitada. Pero no
es la única: su rezago tecnológico y el incremento en la demanda de servicios
como los de urgencias, generados a su vez por el aumento de los casos de sangre
en Cali y su zona de influencia, están desbordando su capacidad para atenderlos
con la oportunidad, eficiencia y calidad que lo han caracterizado. Y ahora una
confrontación de carácter político está produciendo una peligrosa disputa por
el poder que amenaza ya la propia estructura de la institución, de lo cual
saldrán perjudicados los pacientes.
El Hospital
Universitario del Valle no puede continuar en esas condiciones. Por eso hay que
rechazar los intentos por clientelizar su nómina, de
la misma manera que deben castigarse las denuncias de corrupción que presentó
el Gobernador del Valle. Es inconcebible que la sociedad no reaccione como debe
ser mientras los médicos del hospital afirmen que allí mueren “tres y cuatro
pacientes diarios por falta de insumos para tratarlos y por ausencia de una
atención oportuna”.
Al
HUV hay que rescatarlo de la crisis que lo afecta. Y nadie puede alegar que no
hay motivo de alarma porque se trata de una puja por el poder de las que son
tan corrientes en las entidades públicas. Quienes están pagando por su escasez
de recursos, por los problemas y las disputas son los miles de colombianos que
deben acudir a él en busca de la protección a la salud que el Estado tiene la
obligación de suministrar.