Controle su malgenio
Abril 05 de 2009
Caminar hacia atrás y sentarse sobre una superficie árida son algunos
ejercicios que ayudan a frenar la ira.
A quién no le han
‘sacado la piedra’ alguna vez? Todos en algún momento
de la vida han tenido malgenio. Esta actitud, como la
definen los sicólogos, viene acompañada de sentimientos de ira, rabia e
irritación.
Algunas
veces es tan difícil controlar el malgenio y los
sentimientos que acompañan a las personas que hasta son capaces de herir
verbalmente o físicamente a otra.
Y
mientras en el entorno se pueden desencadenar peleas y disgustos, en el
organismo también se presentan grandes problemas.
Cuando
hay rabia, irritación o ira el sistema nervioso se activa. Aumenta la presión
arterial, la frecuencia cardíaca, la tensión muscular
y se eleva la adrenalina.
Según
la sicóloga Fanny Carmona, “la gente malgeniada sufre
a menudo de gastritis, dolores de cabeza, arritmia, entre otras afecciones,
incluso esto puede desencadenar en un infarto y un derrame”.
Por
eso la recomendación es tomar las cosas con calma. La rabia es posible
controlarla. O sino ¿por qué algunas personas se irritan más fácil con los
familiares que con el jefe? Porque es una actitud que la persona adquiere.
Según
explica la sicóloga Carmona, cuando alguien es malgeniado quiere decir que es
fácil de manejar o manipular. En otras palabras, la persona malgeniada le da
tanta importancia a su entorno que fácilmente se le daña el genio. Es así como
se debe interiorizar y tener autocontrol en cualquier situación.
Ejercicios
para tener calma
Aparte
de contar hasta diez y de respirar profundamente, existen otras terapias para
controlar el malgenio.
Ejercicio:
mientras está en una discusión o en una situación que le genere mal genio,
comience a caminar hacia atrás. Según explican los sicólogos, así se desvía la
atención hacia otro lado, pues la persona trata de concentrarse en el caminado
para no caerse o golpearse con un objeto.
O si
prefiere puede subir escaleras hacia atrás, así tendrá que tener más cuidado y
se le olvidará el problema por tratar de no caerse.
“Las religiones no
son malas, pero creo que es mejor para los seres humanos el pensamiento
propio”.
Si tiene malgenio porque está esperando a alguien y
no llega, siéntese sobre una superficie de piedras bruscas hasta que lo
incomoden. Así desplazará la atención por tratar de controlar la situación.
Otra
de las técnicas que puede emplear cuando se encuentre en una discusión en el
trabajo, con la pareja o en familia, es acordarse de una situación agradable.
Puede ser un paseo, unas vacaciones que tuvo o una fecha especial.
Asimismo,
la sicopedagoga del Centro Sentir & Pensar,
Angélica Barrera, recomienda para los malgeniados, sobre todo para los niños,
la terapia de la tortuga.
Consiste
en que la persona que sufre de malgenio se acomoda en
posición de tortuga y mete la cabeza, mientras se expone a una situación que lo
irrite. Cuando se enfrenta al hecho que le genera la ira, la persona trata de
sacar la cabeza, pero no puede hacer nada más, ya que la posición se lo impide.
Según la sicóloga Barrera, “con este ejercicio es posible medir la tolerancia
de la persona y poco a poco logrará un mayor autocontrol”.
También
está la terapia de la silla vacía. Se pretende que la persona que le causó el
enfado está ubicado en la silla. Entonces el iracundo
descarga todos sus sentimientos en la silla vacía y así se liberará del malgenio.
¿Cuál
es la diferencia?
Carácter:
hace parte de la identidad de alguien. Es inherente a la persona.
Temperamento:
al igual que el genio, es una respuesta hacia una situación. Por eso se puede
modificar.
Malgenio: según los sicólogos, el malgenio es más una actitud que un sentimiento.
Una persona
malgeniada carece de inteligencia emocional pues no es capaz de tomar conciencia
de sus emociones, ni de comprender los sentimientos de los demás y menos de
tolerar las presiones que tiene en el trabajo o con la pareja.
“Otra
técnica para calmar el malgenio es golpear un cojín o
un costal de retazos o de maíz. De esta manera la persona podrá descargar toda
su rabia. Y volverá a entrar en razón”. Fanny
Carmona, Sicóloga terapeuta de pareja y familia.