La confianza en el médico
Junio 21 de 2009


Por: Carlos E. Climent

La falta de tiempo para el contacto médico-paciente, muchas veces echa por tierra los beneficios que la tecnología le puede aportar al enfermo.

El más grande desafío del médico es poder atender a su paciente como un ser humano integral. Al tiempo que le transmite confianza a pesar de las limitaciones que imponen las condiciones de una práctica profesional, en la cual hay que despachar cada consulta en unos pocos minutos.

La limitación del tiempo ignora que cuando el paciente está, finalmente, frente al médico, lleva mucho tiempo anhelando ese momento. Si bien los avances de la medicina han contribuido a disminuir el sufrimiento de los pacientes, la falta de tiempo para el contacto médico-paciente, muchas veces echa por tierra los beneficios que la tecnología le puede aportar al enfermo.

El médico genera desconfianza cuando: No tiene tiempo ni para levantarse del asiento para saludar o despedir a su paciente.

Presta atención a otros menesteres al tiempo que “atiende” la consulta de turno.

No mira al enfermo a los ojos sino que tiene su mente vagando de la pantalla de su computador, a su reloj o al teléfono que suena varias veces durante cada consulta.

No se disculpa, ni siente la obligación de ofrecer una explicación a su paciente por la demora en recibirlo en consulta.

No muestra mayor interés en lo que el paciente quiere contarle sino que por el contrario se muestra afanado.

Hace pronunciamientos prepotentes con frases impactantes que hunden el ánimo del paciente. En contraste con la situación anterior, el médico transmite confianza cuando a pesar de sus ocupaciones: Escucha con atención lo que su paciente quiere decirle.

Se interesa por la persona como un ser humano, no sólo como un órgano enfermo. Le permite al paciente que relate - en sus propias palabras- la razón que lo trae a consulta.

Elabora una historia clínica lo más completa posible dentro de las limitaciones del tiempo. Explica con claridad la naturaleza del problema. Se asegura que el paciente comprenda el diagnóstico y las recomendaciones del tratamiento. No pregunta: “¿Me ha entendido?” Sino: “¿Me he explicado bien?”.

En casos especiales, le da seguimiento telefónico a la consulta realizada en el consultorio. Las personas que buscan ayuda quieren confiar en el profesional que han elegido. Si el médico logra crear una atmósfera de confianza, a través de la sinceridad de su interés en el enfermo, va a transmitir esperanza y con ello va a promover la salud.

Ese interés puede ser tanto o más provechoso que el mejor de los medicamentos.

carloscliment@elpais.net.co