12 a 24 meses | Desarrollo

El ejemplo es la mejor herrramienta para enseñarles a los niños a comer en familia

Si el pequeño recibe desde la infancia una formación adecuada en hábitos va a ser un adulto, no solo disciplinado, sino que además va a disminuir el riesgo de sufrir enfermedades futuras.

Los niños aprenden por imitación las conductas de sus padres; entre ellas, las alimentarias. Por eso, el primer paso es enseñarles que comer debe ser un momento agradable para compartir con todos.

La actitud con la que se ofrece el alimento influye en la manera como el niño lo recibe. “Él debe entender que la comida es una necesidad para vivir y no una oportunidad para manipular”, afirma la nutricionista Clara Rojas.

La niñez –dice– es una etapa trascendental en la estructuración y adquisición de hábitos y conductas de alimentación y de actividad física.

El papel de los adultos, explica el pediatra Gonzalo Franco, es educar con prudencia, inteligencia, conocimiento y buen trato a la hora de enseñar estas conductas. Se comienza con una dieta familiar saludable que incluya todos los nutrientes (frutas, verduras, carbohidratos y proteínas) en las porciones adecuadas.

El objetivo es que el entorno familiar promueva una nutrición completa, equilibrada, suficiente y adecuada.

De hecho, según el pediatra Juan Fernando Gómez, existe un tipo de inapetencia infantil derivada de malos hábitos alimentarios, algunos fomentados en la familia: niños que consumen dulces y comidas de paquete en exceso, omiten comidas, tienen laxitud en los horarios de alimentación y poca variedad en el menú.

“En la edad escolar, los patrones de comportamiento alimentario están influenciados por los alimentos disponibles en su entorno inmediato”, dice la nutricionista Clara Rojas Montenegro.

Una buena alimentación, agrega, optimiza el crecimiento y el desarrollo físico y, asimismo, disminuye el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro.