Diez pasos para abrir el apetito de los niños, después de las vacaciones

06 Ene

Los días de descanso entraron en su recta final. Las familias regresan no solo a las rutinas de trabajo y estudio sino a los horarios regulares de sueño y alimentación.
En este último, los padres suelen ‘relajarse’ y permitirles a sus hijos un mayor consumo de dulces y alimentos poco saludables.

En esta temporada de descanso, es común el desorden en las horas destinadas a comer. También, la ganancia de kilos adicionales, así como el ‘salto’ de horarios y la ingesta de comidas rápidas.

“Hay que regresar a los hábitos saludables y que la dieta incluya frutas, verduras y proteínas en las proporciones indicadas”, dice la nutricionista Clara Rojas Montenegro.

Después del descanso, es hora de abrir de nuevo el apetito de los niños por los alimentos saludables, en horarios regulares. Aquí priman la paciencia y la perseverancia.

Si es un niño que generalmente muestra desgano por la comida, la nutricionista aconseja ofrecerle únicamente las comidas principales y evitar darle líquidos o alimentos ricos en calorías entre comidas –como jugos artificiales, golosinas–, porque estas son suficientes para evitar que sienta hambre. Se estima que, cada año, entre el 20 y el 30 por ciento de las consultas pediátricas son por inapetencia.

Según el pediatra Juan Fernando Gómez, existen tres tipos: la fisiológica o normal (los niños, después de cumplir el primer año de vida no crecen ni aumentan de talla como en los meses anteriores y disminuyen sus necesidades calóricas); la orgánica (suele ir acompañada de problemas infecciosos en los riñones, en los pulmones o gastrointestinales); y la tercera, inapetencia, es producto de malos hábitos alimentarios: los menores consumen dulces y comidas de paquete en exceso, omiten comidas, tienen laxitud en horarios de alimentación, poca variedad en el menú y consumen líquidos antes de una comida principal.

Si el niño llegó con mayor peso después de las vacaciones –dice la nutricionista Rojas–, debe aumentar el consumo de frutas y verduras y moderar la ingesta de carbohidratos, minimizando los simples (golosinas, paquetes y jugos artificiales).

Pasos para abrir el apetito del niño
El primer paso es adecuar y respetar los horarios de manera que el pequeño sienta hambre. Entre las comidas principales deben pasar al menos 4 horas, tiempo durante el cual el estómago se vacía por completo.
1. La alimentación del infante debe incorporar alimentos variados, que incluyan todos los nutrientes en las porciones adecuadas (vitaminas, carbohidratos, proteínas, minerales). Los niños deben comer al menos tres lácteos diarios.
El desayuno: un lácteo, un cereal y una proteína, que sea huevo o queso; medias nueves: fruta y yogur; almuerzo: una porción de carne, una harina (arroz, papa o pasta) y una verdura en cualquier preparación; onces (fruta, queso) y la comida, similar al almuerzo.
2. La hora de comer debe ser un momento agradable donde el infante no sienta el estrés de los padres para que deje el plato vacío.
Es importante que él entienda que la comida es una necesidad para vivir y no una oportunidad para manipularlos emocionalmente cada vez que quiera.
3. No se le debe obligar a comer. Si lo entretienen para alimentarlo, no aprende a disfrutar la comida. Se le debe enseñar que este es un momento especial y hay que disfrutarlo, dice la nutricionista Adriana Cleves.
El niño debe comer la cantidad de alimento que desee, sin forzarlo a terminar. No rogarle, distraerlo para comer o asistirlo con la cuchara cuando ya es capaz de hacerlo.
4. No es conveniente permitir el desarrollo de otras actividades dentro del horario de alimentación, como ver televisión o jugar.
5. La comida debe ser variada. Es clave presentar los alimentos de manera creativa. Las porciones, pequeñas.
6. Evitar ofrecerle al niño líquidos o golosinas antes del almuerzo o la comida, pues le quitan el hambre.
7. Es importante involucrarlo en la escogencia y preparación de los alimentos que va a consumir.
8. Retomar la importancia de comer en familia, cuando sea posible, y en el comedor, no en el cuarto.
9. Establecer un límite para comer (por ejemplo, pasados 40 minutos, retirarle el plato de la mesa).
10. Estimularlo cuando coma bien. Así se hace un reconocimiento positivo a su actitud.