Al menos 50 años se necesitan para recuperar selva arrasada por coca en Colombia

Foto: Simci

Esta fotografía muestra la devastación de la selva en el Catatumbo. Durante 3 meses 11 investigadores hicieron seguimiento a la tala en el país.

En los últimos 6 años han quedado devastadas 158.000 hectáreas en distintos lugares para cultivos ilícitos. Guaviare es el departamento más afectado.

Por cuenta de los cultivos, Guaviare perdió en menos de 6 años 28 mil hectáreas de su mayor riqueza: su selva virgen.

Ese es -según un estudio del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci), entregado a la Dirección de Estupefacientes- el departamento más afectado por los sembrados ilegales en zonas de altísimo impacto ecológico. Más allá de la cifra, el daño se mide porque, según los ambientalistas, recuperar esos terrenos con su vegetación original tardaría entre 50 y 150 años.

Entre el 2001 y el 2007 los narcos y los cocaleros destruyeron 158 mil hectáreas de bosque primario. Arrasaron 58 mil hectáreas que estaban en recuperación ecológica, según el Simci.

La situación es más grave porque los programas de sustitución no están dirigidos a recuperar la selva que ha sido destruida, sino a reemplazar los sembrados ilegales por otros de pancoger.

"Las coberturas boscosas recuperadas (bosque secundario y rastrojo alto), no tienen las mismas propiedades en cuanto a biomasa y biodiversidad ecológica que los bosques primarios arrasados", dice el Simci.

"El problema es que los cultivadores están talando cada vez más adentro en la selva para evitar que la fumigación aérea y los erradicadores lleguen hasta esos lugares", señala Rodolfo Llinás, coordinador del informe del Simci, que pertenece a Naciones Unidas.

El estudio detectó, a través de visitas de campo y fotografías aéreas y satelitales, que además de la tala de bosques (principal causa de la deforestación y que ha traído consecuencias como la pérdida de biodiversidad, alteración de ciclos hidrológicos y pérdida de vida silvestre), los sembradores han optado por la fragmentación: abrir huecos en medio de la selva para ocultar los cultivos. "Esto hace que la tierra tarde más tiempo en recuperarse", dice.

La lista de departamentos a los que la coca les robó selva virgen también
incluye al Meta, Córdoba, Putumayo, Nariño, Caquetá, Norte de Santander y Vichada.

El mayor daño, según los estudios, tuvo lugar entre el 2001 y el 2002, cuando las hectáreas afectadas se contaron hasta por 35 mil al año.

La tendencia es que esos estragos vuelven a subir.

Mientras en el 2005 los narcos destruyeron 10 mil hectáreas de selva virgen, el año pasado lo hicieron con al menos 15 mil hectáreas.

La cifra forma parte de los dos millones de hectáreas que, según Estupefacientes, han sido destruidas en el país en los últimos años por los sembrados y por los laboratorios ilegales.

Además de las hectáreas que han sido directamente tocadas por cultivos, unas 400 mil, las otras han sido afectadas por la deforestación que acompaña siempre las siembras ilegales y por los efectos de los químicos que se usan tanto para proteger la coca como para sacar el clorhidrato en las cocinas de los narcos.

Depredación en los Parques Nacionales

Más de 2,2 millones de hectáreas han sido taladas para producir coca en los últimos 25 años, un área equivalente a media Dinamarca o toda Eslovenia, según los cálculos de la Vicepresidencia y la DNE.

En el 2006 talaron 8.000 hectáreas de parques naturales en Colombia.

En el 2007 se detectaron 3.770 hectáreas de coca en 16 de las 42 áreas protegidas del Sistema Nacional de Parques Naturales.
El año pasado, 4.995 hectáreas de coca estaban en 146 de los 638 resguardos indígenas.

Putumayo apenas va a reforestar

Putumayo, que llegó a tener el 40 por ciento de los cultivos de hoja de coca de todo el país, perdió 13.136 hectáreas de selva.

"Aunque los cultivos ilícitos disminuyeron, el daño ya está hecho y no se ha hecho nada en concreto para mitigarlo", dijo el ingeniero forestal Miguel Francisco Álvarez, de la Secretaría de Agricultura de ese departamento.

El principal problema está en La Hormiga, Puerto Asís y Puerto Leguízamo; pero en general, abarca todo el Bajo y Medio Putumayo. "Los Gobierno anteriores no habían hecho mucho caso al tema, ni siquiera las mismas corporaciones ambientales de la región y los organismos internacionales que apoyan la erradicación de coca", dijo una alta fuente del Gobierno.

Para solucionar el grave problema, dice otro experto, se necesitan al menos 30.000 millones de pesos, que deberían invertirse en sensibilización a la comunidad y proyectos concretos, ya que no hay la cultura de la reforestación.

Pero la Secretaría de Agricultura solo cuenta con 100 millones de pesos para este año, de los 95.000 millones (incluyendo regalías) que tiene el Departamento como presupuesto total anual.

No obstante, en el Plan de Desarrollo se estableció una meta de reforestación de 10.000 hectáreas para estos cuatro años del Gobierno de Felipe Guzmán Mendoza.

Corpoamazonia, la corporación ambiental encargada de la zona, por su parte, iniciará el próximo año un macro proyecto por 15.000 millones de pesos. Con estos recursos se espera mitigar en parte la grave crisis ambiental de Putumayo, que está acabando con los bosques.

El río Guaviare se envenena con insumos

La afectación por los cultivos ilícitos se evidencia en el estado del río Guaviare.

Esa imponente mole de agua amarilla, cada invierno, se está llevando la tierra que antes estaba poblada de selva y que ahora se ve talada en sus orillas.

Otro problema que sigue sin control es el de los residuos químicos que llegan al Guaviare desde los laboratorios ('cocinas') donde se procesa la pasta de coca. Pobladores de la región señalan que la pesca, con la que sobreviven, se ha visto afectada. Agregan que muchos de los caños de los que sacaban el agua para consumo están contaminados.

Ese riesgo, el agua, se maximiza porque en muchas zonas no hay tratamientos para hacerla potable. "Las consecuen- cias de esta contaminación se relacionan con la pérdida de flora y fauna acuática; pérdida del recurso como fuente de agua y alimento; intoxicación humana y animal", dice Estupefacientes.

Además los plaguicidas y los herbicidas usados en los cultivos (el glifosato que las autoridades usan para fumigar la coca lo emplean los narcos para desyerbar los cultivos), en las 'cocinas' se usa cemento, permanganato de potasio, hidróxido de amonio, gasolina, ACPM o petróleo, ácidos sulfúrico y clorhídrico, acetona, metil etil cetona y acetato de etilo, entre otras sustancias peligrosas.

REDACCIÓN JUSTICIA