Bebés que chupan dedo y usan chupo corren tres veces más riesgo de sufrir problemas de pronunciación

La presencia de hábitos de succión distintos a la lactancia materna, como el uso del biberón, así como chupar dedo, se asocia con una mayor probabilidad de alteraciones en el desarrollo del lenguaje.

Pediatra colombiana participó en investigación sobre el tema hecha recientemente en Chile y publicada en la revista BMC Pediatrics.

Así lo comprobó un reciente estudio publicado en la revista BMC Pediatrics, denominado The relationship of bottle feeding and other sucking behaviors with speech disorder in Patagonian preschoolers, y en el cual participó la pediatra colombiana Clarita Barbosa Jabba, una de las autoras principales.

La médica trabaja en el área de pediatría del Centro de Rehabilitación de la Corporación Club de Leones Cruz del Sur. La investigación tuvo el apoyo de los departamentos de salud pública y de epidemiología de la Universidad de Washington, con sede en Seattle (Estados Unidos).

"Observaciones hechas en nuestra experiencia clínica nos mostraban que la mayoría de los niños que presentaban problemas en el desarrollo del lenguaje tenían antecedentes comunes, como haber sido alimentados con biberón, haber chupado dedo o chupo; incluso, haber succionado su manta de seguridad para dormir", afirma la pediatra.

Con la idea de confirmar si estos hábitos tenían una repercusión en el futuro, se analizó la historia de alimentación y de succión de 128 niños, de 3 a 5 años de edad, pertenecientes a tres jardines infantiles estatales de Punta Arenas (Chile). La información se obtuvo a través de cuestionarios diligenciados por los padres de los pequeños.

Adicionalmente, una fonoaudióloga examinó físicamente a los niños y les aplicó un test específico que evaluaba el desarrollo del habla.

"Los niños que usaron el biberón después de los 9 meses de edad tenían un tercio menos de probabilidad de presentar alteraciones en el desarrollo del habla. Aquellos que se chuparon el dedo, sin importar la duración de este hábito, presentaron un riesgo tres veces mayor de padecer problemas en la pronunciación, al igual que quienes usaron chupo por más de tres años", indica la doctora Barbosa.

El 41 por ciento de los infantes estudiados usó chupo en algún momento de su vida y el 94 por ciento había sido alimentado con tetero, con un promedio de uso de 24 meses.

"La conclusión principal es que el retardar el inicio del tetero, no iniciar el uso del chupo y no alentar chupar el dedo disminuyen el riesgo de desarrollar trastornos en el lenguaje", puntualiza Barbosa.

 

Cómo quitar los hábitos
La succión del dedo es una conducta normal en las primeras etapas del desarrollo; es la puerta de exploración al mundo que rodea al bebé. Sin embargo, cuando los padres observen que, a medida que el niño crece, este comportamiento se vuelve repetitivo, deben desalentarlo.

"El chupo es introducido por los padres y son ellos quienes deben apoyar a su hijo para que no tome por costumbre este tipo de hábitos con el fin de calmarse o conciliar el sueño", señala la pediatra Clarita Barbosa.

Hay que ofrecerle al bebé otra clase de medios para dormir, de manera que no dependa de estos patrones de succión, que en el futuro pueden interferir con el normal desarrollo en la esfera del lenguaje y generarle problemas, como trastornos del aprendizaje o desempeño deficiente en el colegio.

"Debemos tener una conducta preventiva para no enfrentar un desafío mayor, sobre todo cuando se ha permitido que un hábito inadecuado esté inmerso dentro de la rutina habitual. Entre más tiempo pase, el niño se aferra a ese tipo de comportamiento y será más difícil quitarlo", concluye la especialista.

Por Andrea Linares G.
Redactora ABC del bebé